EL MUNDO › SEGUNDO RECHAZO, EL DE HOLANDA, A LA
CARTA MAGNA EUROPEA EN MENOS DE SIETE DIAS

Un castillo de naipes constitucional

El euro cayó a su nivel más bajo en ocho meses después de que Holanda se convirtiera en el segundo país, atrás de Francia el domingo, en rechazar en las urnas la Constitución Europea. Y hay una crisis de confianza en la clase política del Viejo Continente.

Por Stephen Castle y Colin Brown*
Desde La Haya y Londres

Holanda votó aplastantemente a favor del “no” a la Constitución Europea, hundiendo a la Unión Europea (UE) en una crisis de confianza nunca antes vista en las casi cinco décadas del proceso de integración europea. Los votantes holandeses rechazaron la Constitución en el referéndum con un 61,6 por ciento que votó por el “no” mientras que un 37 por ciento votó por el “sí”, según una encuesta de boca de urna. Se trata del segundo rechazo de un miembro fundador de la UE en cuatro días y efectivamente finaliza las posibilidades de implementar la Constitución en un futuro cercano. Al mismo tiempo, los votantes han rechazado dramáticamente a un liderazgo político europeo que había dado por sentado el apoyo público.
El voto holandés viene inmediatamente después del rechazo francés del domingo pasado a la Constitución a un escala tal que impactó a los funcionarios en Bruselas y llevó a la dimisión del primer ministro francés Jean-Pierre Raffarin. Dada la cantidad de los votos por el “no”, que ganó con un margen aún mayor que la diferencia del 10 por ciento entre el “no” y el “sí” en Francia, el voto de Holanda seguramente llevará a un período de turbulencia a medida que la escala de la rebelión contra el establishment político europeo se vaya haciendo más clara. Los votantes asistieron masivamente a las urnas para rechazar el tratado, con una concurrencia del 62,82 por ciento. No sólo los Países Bajos y Francia se enfrentan a un torbellino político interno, sino que también el gobierno alemán sufrió una reciente humillación en las elecciones regionales y el mandatario italiano, Silvio Berlusconi, está en medio de una aguda crisis política.
Los líderes europeos ahora temen un efecto dominó y las encuestas de opinión revelan que el voto por el “no” ha aumentado incluso en Luxemburgo, una de las naciones más proeuropeas de los 25 miembros, que se enfrenta al próximo referéndum el 10 de julio. Más amenazante aún es la tormenta política que se está desatando en torno del euro; hay informaciones –rotundamente negadas– según las cuales Alemania está por culpar a la moneda única por sus problemas económicos crónicos y sus cinco millones de desempleados.
Ayer, por insistencia de Gran Bretaña, la República Checa, que todavía debe someter la Constitución a un referéndum, se convirtió en el primer país que pidió el atraso del límite para la ratificación “actualmente a fines de 2006”. Esa posición, que significaría congelar la Constitución, es apoyada por el Reino Unido y probablemente por Polonia, donde seguramente se perderá el voto popular. Esto frustraría un plan para insistir con la ratificación, en caso de que 20 de los 25 estados miembro ratifiquen la Constitución. La esperanza es que haya tanta presión sobre el resto que cambien de idea.
Pero la idea del gobierno checo provocó una discusión instantánea. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, rechazó la idea instando a que los Estados miembro no tomen “decisiones unilaterales”. Tony Blair ahora tendrá conversaciones urgentes con los líderes de la UE después del rechazo para discutir la crisis que ensombrece el turno británico de seis meses en la presidencia de la UE. El primer ministro británico está de vacaciones en Toscana hasta el fin de semana, pero altos funcionarios señalaron que consultará por teléfono con los líderes de la UE en las próximas 48 horas. Blair ya está preparado para convertir la presidencia británica en una campaña personal para sacar a Europa de esta impasse. Aparentemente está listo para enfrentarse al presidente francés, Jacques Chirac, acerca de la necesidad de reformar la economía de la UE. Chirac les dijo a los franceses el martes por la noche que no aceptaría las reformas económicas anglosajonas. Jack Straw, el canciller británico, también hará una declaración frente al Parlamento el lunes próximo.
El ex comisionado europeo, lord Patten, alimentó los temores de los tories euro-escépticos en torno de que los cambios se llevarán a cabo por la puerta trasera. Afirmó en la radio BBC que todavía debe hacerse una cantidad de reformas y que eso podría ocurrir sin una renegociación del tratado. Patten dijo: “No se puede administrar esta enorme empresa de 25 Estados miembro, cada uno con sus propias ideas, cada uno afirmando su propia soberanía nacional, sin algunos cambios institucionales. Hemos realizado progresos considerables en los últimos años y no todos esos cambios institucionales requieren modificaciones en el tratado. Pero decir que ahora no se puede hacer nada por el voto en Francia es completamente absurdo”.
Ayer el euro se acercó al nivel más bajo en ocho meses frente al dólar, cayendo a U$S 1,21 después de que un informe demostrara que la industria, en la docena de euro regiones, se contrajo más de lo esperado en mayo. Irónicamente, esto podría ser una perspectiva consoladora, ya que los exportadores europeos se enfrentan a graves problemas por el alto nivel de las tasas de cambio.
Mientras el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, votaba en Capelle aan den Ijssel, cerca de Rotterdam ayer, dijo que “todavía era optimista” y alabó la Constitución diciendo que aumentaría la cooperación y la seguridad y ayudaría a “continuar la lucha contra el terrorismo”.
Pero la mayoría de los que apoyan el “sí” estaban resignados a perder después de una campaña en la que los votantes expresaron su frustración por el gobierno y por la dirección de la UE. En vez de ofrecer su veredicto sobre la Constitución, el electorado parecía protestar por la inflación posterior a la introducción del euro, la preocupación por la ampliación del año pasado de la UE para incluir a 10 nuevos miembros, y la posibilidad de que Turquía inicie las conversaciones para convertirse en miembro.
El voto de ayer, convocado por el Parlamento holandés, fue más bien de consulta y no vinculante, pero la mayoría de las partes han dicho que aceptarían el veredicto siempre y cuando un 30 por ciento concurriera a votar. Un “no” holandés deja a la UE sin un plan B creíble y convierte a la reunión de mandatarios de la UE, el 16 de junio, en una reunión de crisis. Nueve naciones ya han ratificado la Constitución, incluyendo España, el único país que ha tenido, hasta ahora, un referéndum exitoso.
La mayoría de los países de la UE quieren continuar con el proceso de ratificación y luego revisar la situación una vez que hayan hablado las 25 naciones. Pero la declaración de ayer del gobierno checo refleja los temores acerca de que sería imposible llevar a cabo los referendos después de un voto negativo de dos miembros fundantes de la UE y sin ninguna explicación de cómo la Constitución podría ser puesta en práctica.
El primer ministro checo, Jiri Paroubek, dijo que su coalición gobernante de tres partidos, que apoya el tratado, le había dado el mandato de buscar una extensión del proceso en la reunión de los líderes europeos. La extensión propuesta le daría a países como Francia más tiempo para reconsiderar su rechazo, señaló Paroubek. Y agregó: “Por varias semanas hemos admitido que el referéndum francés podría salir como salió. Y dado que fue así, sentimos que los países necesitan más tiempo para ratificar el trato. No sería la primera vez que esto se hace en la historia de la UE”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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Miembros y partidarios del socialismo holandés festejan ayer el “no” en un zoo de Amsterdam.
 
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