EL MUNDO
El plan nuclear es mío, mío y mío,
dicen en Irán
Irán, cuyo nuevo presidente de línea dura asume el sábado, disparó ayer una crisis al decir que no dejará su plan para enriquecer uranio.
Por Ricardo M. De Rituerto *
Desde Bruselas
Francia y Alemania hablaron ayer de amenazadora crisis internacional después de que Teherán insistiera en que la decisión de reanudar sus investigaciones nucleares es irreversible. Las actividades no se han reanudado aún, lo que crea un cierto clima de incertidumbre sobre la evolución del caso. Para Estados Unidos, donde una Estimación Nacional de Inteligencia revelada por el diario The Washington Post contradijo afirmaciones de la administración Bush en el sentido de que Irán necesita 10 y no cinco años para adquirir la bomba nuclear, la insistencia iraní no puede sino desembocar en sanciones del Consejo de Seguridad. Rusia sostiene que los planes iraníes son legales y no violan ninguna de sus obligaciones sobre no proliferación de armas nucleares.
“Me parece que este asunto es muy grave, que puede ser el principio de una grave crisis internacional”, declaró ayer el ministro de Asuntos Exteriores francés, Phili-ppe Douste-Blazy, a la conclusión del consejo de ministros celebrado en París. El canciller alemán, Ge- rhard Schroeder, secundó la idea desde Berlín: “Es una situación que considero amenazadora”. Francia y Alemania, junto con el Reino Unido, son los tres países que negocian con Irán en nombre de la Unión Europea el abandono de los planes nuclearizadores de Teherán, con casi dos décadas de existencia y sólo recientemente revelados. Londres no ha hecho declaraciones, aunque favorece la mano dura ante Irán. Estados Unidos, el enemigo por antonomasia del régimen de los ayatolas, sigue a distancia estas conversaciones y deja que los europeos exploren al máximo la vía negociadora. Su deseo de siempre ha sido el de llevar el caso ante el Consejo de Seguridad. Lo ha vuelto a repetir el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, para quien si Irán reanuda sus actividades en la central de Isfahán “tendremos que ir al Consejo de Seguridad”. Ahí lo apoya Francia, cuyo primer ministro, Dominique de Villepin, exhortó ayer a Teherán a mantener sus compromisos de renuncia a la actividad nuclear. “En caso contrario, la comunidad internacional extraerá las consecuencias y será el Consejo de Seguridad el que intervenga si Irán no cede”, dijo Villepin.
Es una partida de poker político en la que cada parte sube la apuesta. Los iraníes accedieron en mayo a regañadientes en Ginebra a prorrogar la suspensión temporal sus actividades de exploración nuclear, en particular de enriquecimiento de uranio, acordada en noviembre en París. La contrapartida a la renuncia iraní era la presentación en este agosto de un plan europeo de colaboración política, económica y tecnológica. Teherán mantiene que lo que pretenden ahora los europeos es convertir en definitiva la renuncia a la investigación nuclear. “Hemos sido informados de que la propuesta no sólo no atiende el derecho de Irán al desarrollo pacífico de la tecnología nuclear, sino que está lejos de corregir las injustificadas restricciones impuestas al desarrollo económico y tecnológico de Irán”, señala la carta enviada el lunes por Teherán a la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) en la que comunicaba su deseo de reiniciar sus investigaciones atómicas.
Irán defiende “su inalienable derecho al desarrollo de la energía nuclear”, como ha dicho el presidente saliente, Mohamed Jatami. El portavoz del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y miembro de la delegación negociadora iraní, Ali Agha Mohammadi, insistió ayer en declaraciones a Reuters: “La decisión política ya ha sido tomada. La reanudación (de la actividad nuclear) es irreversible”. El objetivo oficial es meramente pacífico, generar energía eléctrica. De momento, la intervención en Isfahán es sólo para trabajos de conversión de uranio, no para el enriquecimiento necesario para crear combustible. La carta a la OIEA subraya que Irán mantendrá “la suspensión voluntaria de todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento”. Elevar el combustible enriquecido para uso en centrales nucleares a la categoría de material de uso militar requiere un procesamiento adicional.
Un responsable del programa nuclear iraní manifestó en televisión que los trabajos en Isfahán comenzarán hoy o mañana. La central está precintada por la OIEA y los iraníes no han dicho que hayan roto los sellos, lo que sí supondría un casus belli para la comunidad internacional. Irán ha pedido a los inspectores de la OIEA que vigilen todo el proceso y se les ha respondido que se necesitará tiempo para contar con los equipos de control necesarios. Schroeder dice que los iraníes no deben esperar que haya fracturas entre las posiciones de los europeos, Estados Unidos y Rusia. Pero Rusia, que cuenta con derecho de veto en el Consejo de Seguridad nuclear, ya ha señalado que Irán no ha violado sus obligaciones de no proliferación de armamento nuclear y que tiene derecho a desarrollar energía nuclear con fines pacíficos.
La crisis se produce en el momento del relevo en la presidencia iraní, que hoy pasará del moderado Jatami al más radical Mahmud Ahmadineyad. En medios diplomáticos de Bruselas se especula con que la efervescencia de estos días podría brindar a Ahmadineyad la posibilidad de hacer algún gesto de transigencia que le permita entrar con buen pie en la escena internacional. La parte europea se propone presentar su plan de colaboración con Irán una vez que Ahmadineyad, que jurará el sábado ante el Parlamento, haya asumido. Pero el trascendido de la comunidad de inteligencia norteamericana, que también sale al cruce de estimaciones israelíes parecidas a las de George W. Bush, puede restar impulso a la política de los halcones.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12