EL MUNDO › DRAMATICA PRESENTACION DE JOSE DIRCEU ANTE EL CONGRESO
O maior comparecencia do mundo
En una sesión con insultos, acusaciones y hasta una amenaza de muerte, el ex número dos de Lula se defendió en el Congreso.
Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
Fue un día electrizante. Brasil asistió ayer a la comparecencia del ex ministro José Dirceu ante el Consejo de Etica de la Cámara de Diputados con un interés que no es común para asuntos políticos. Ante los legisladores, el otrora todopoderoso Jefe de la Casa Civil (semejante al del Ministerio del Interior argentino) rechazó ser el responsable de la trama de corrupción que arrastró al gobierno de Luiz Inácio “Lula” da Silva a una crisis sin precedentes. Dirceu también exculpó al presidente de cualquier relación con los ilícitos, aseguró que “Lula es una bendición” y desmintió sentirse abandonado por el Ejecutivo.
Pero, en su estrategia defensiva, el ahora diputado reiteró que todos sus actos, durante los 30 meses como ministro, fueron de conocimiento del mandatario, a quien sirvió con “lealtad” y subordinación. Esa tesis podría complicar la situación de Lula si, con el correr de las investigaciones, se demostrara que Dirceu tuvo alguna responsabilidad en la compra de diputados, práctica que ya fue popularizada como mensalao (pago mensual de una suma importante). Dirceu fue como testigo al Consejo de Etica donde, en rigor, se analizan la posibles faltas del diputado Roberto Jefferson, procesado por denunciar sin pruebas la existencia del mensalao y de haber recibido 4 millones de reales ilícitos, hecho que él mismo confesó. Pero Dirceu, de hecho, se comportó como un acusado de montar el sistema de sobresueldos, un entramado que fue constatado al levantarse el sigilo fiscal del empresario Marcos Valerio, articulador y ejecutor de los pagos. Sin embargo, aún no hay pruebas que lo incriminen. “No es verdad que soy el responsable del mensalao.”
Al abrir la sesión, que continuaba al cierre de esta nota, Dirceu aseguró que no renunciará a su banca, para preservar los derechos políticos y poder ser electo el año próximo. Esa versión corrió con insistencia en la mañana de ayer, tras la renuncia del presidente del Partido Liberal, Valdemar Costa Neto, ocurrida el lunes. Y Jefferson concluy{o el día acusando a Lula de haberse financiado con aportes de Portugal-Telecom, lo que fue rápidamente negado por la empresa.
Dos Brasiles
José Dirceu, de corbata azul clara, y Roberto Jefferson, de corbata rosa, teatralizaron el duelo más aguardado del año. El petista repasó sus “40 años de vida pública”, que comenzaron durante la resistencia a la dictadura y continuó en el exilio en Cuba. Dirceu se reivindicó como un “republicano” y se mofó de aquellos que lo acusan de haber exportado el modelo cubano al PT.
Dirceu insistió en que las acusaciones de Jefferson, realizadas en esa misma comisión a mediados de junio, son inconsistentes y lo desafió a aportar pruebas. “Si quebré el decoro parlamentario, que lo prueben”, dijo Dirceu, que una y otra vez dirigía la mirada hacia Jefferson. Técnicamente, Dirceu hizo un alegato correcto, pero lo que se jugaba ayer era también la verosimilitud de los actores: millones de televidentes-ciudadanos acompañaron el lance que probablemente haya alcanzado un rating significativo.
Jefferson dijo poco y nada de su pasado y, a diferencia de su contendiente, sacó provecho de su histrionismo hablando por momentos a cámara, dirigiéndose directamente al público. El diputado reiteró todas sus acusaciones contra Dirceu, al que culpó de mentir sistemáticamente, y volvió a eximir de culpas al presidente Lula. Cerrando su monólogo de 10 minutos, y con su impostación más grave, Jefferson, atacó: “(Dirceu) muchos le temen, yo no... no le temo...”, y luego de un silencio de efecto dramático remató con una velada amenaza de muerte al decir que teme no poder contener sus “instintos más primitivos”, tras lo cual se oyó un “¡ooohhh!” a coro de los legisladores y periodistas que colmaron la sala de reuniones.
“Tragedia” petista
“Tengo conciencia de la gravedad de la situación y de la tragedia que cayó sobre el PT. Conozco la gravedad de los errores que dirigentes del PT cometieron en la campaña electoral del 2004. Pero repito: sólo me responsabilizo de las cosas en las que participé”, afirmó Dirceu tan pronto comenzó su exposición, dejando en evidencia la importancia que le concede a la crisis del Partido de los Trabajadores.
La historia del PT está vinculada a la de Dirceu, especialmente después de la derrota de Lula ante Fernando Henrique Cardoso en las elecciones de 1994, cuando el desánimo se hizo carne en miles de simpatizantes que vieron en ese resultado adverso el punto final a la esperanza de gobernar Brasil con un proyecto de transformación profunda.
Dirceu, Lula y un grupo de dirigentes moderados constituyeron entonces una alianza con la que recuperaron la conducción del PT, venciendo a las corrientes más radicalizadas. A partir de allí, Lula, que nunca fue muy afecto a los menesteres partidarios, ocuparía la Presidencia de Honra y Dirceu quedaría al mando de la cada vez más poderosa estructura petista. El ex presidente partidario se reivindicó ayer como el responsable de la “política programática” que llevó al partido a la presidencia de la República.
El diputado petista disidente Chico Alencar trajo al ruedo las serias disputas del partido, atizadas por el escándalo de corrupción que derribó a la anterior mesa directiva, ligada directamente a Dirceu. Alencar cuestionó el pragmatismo aplicado en estos años por el PT en su estrategia de llevar al PT al Palacio del Planalto y le reprochó a Dirceu no haber respetado “los límites entre los fines y los medios”.
Dirceu respondió que no había otro camino que el de aliarse con fuerzas conservadoras como el Partido Liberal y el Partido Progresista, dos de los que habrían cobrado millones para votar a favor del gobierno, para garantizar gobernabilidad. Dirceu también rechazó el haberse comportado como un “stalinista” o un “Rasputin” cuando comandó el PT.