EL MUNDO
Como un castillo de naipes
Por D. P.
La usina de rumores e informaciones relativas al duelo entre Dirceu y Jefferson en el Consejo de Etica eclipsaron el resto de la agenda. Por la mañana, en la Comisión Parlamentaria Investigadora Mixta (CPMI), fue indagado el presidente del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Eduardo Azeredo. Por iniciativa propia, y antes de ser intimado, el actual senador se refirió a los millonarios fondos dispensados por el inoxidable Marcos Valerio, que antes de ser lobbyista de cabecera de Lula fue operador financiero del gobierno de Minas Gerais en los ’90. Desgastado por las denuncias en su contra, el gobierno y sus legisladores no consiguieron extraer el rédito que pretendían de la comparecencia de Azeredo, pero susurran que ésta no será la última revelación comprometedora contra sus adversarios socialdemócratas que gobernaron entre 1994 y 2002. Por la tarde el empresario Marcos Valerio fue hasta el Ministerio Público, al que ofreció una lista en la que figuran quienes extrajeron dinero de sus cuentas, las que abastecieron el pago de sobresueldos. Fue otro movimiento del empresario que, cada día, suelta una nueva información.