EL MUNDO › EL FUEGO EN UN AUTOBUS EN LONDRES CAUSO EL ALERTA

Pasajeros de una psicosis

 Por Marcelo Justo
Desde Londres

En un Londres hipersensibilizado, cualquier accidente, irregularidad, demora o imprevisto causa pánico. Ayer padecieron el clima de tensión que dejaron los atentados del 7 y el 21 de julio la comunidad musulmana, el gobierno, la policía y los pasajeros de un autobús. El gobierno se reunió con líderes comunitarios islámicos para asegurarles que no había persecución en su contra. La secretaria de Estado del Ministerio del Interior, Hazel Blears, les aclaró que la nueva campaña policial de parar y requisar pasajeros de transportes públicos no se basaba en un perfil racial, sino en los datos de inteligencia que tuvieran las autoridades. El fin de semana el jefe de la policía de transporte, Ian Johnston, había dicho que el foco eran los jóvenes de origen musulmán y que no se debía perder el tiempo requisando a “viejitas de tez blanca”.
El comentario generó desazón en la atribulada comunidad musulmana británica. “Requisar a alguien simplemente porque es musulmán no va a servir de mucho”, aclaró ayer Blears. Sobre todo –cabría agregar– si se tiene en cuenta que hay casi dos millones de musulmanes en Gran Bretaña, ejes inevitables de cualquier campaña antiterrorista gubernamental. Pero, por el momento, lo cierto es que un paquistaní o norafricano joven suscitarán más sospechas que un blanco entre los miles de efectivos que están patrullando diariamente las calles y el servicio de transporte de Londres.
En la policía hay señales de impaciencia y frustración porque la policía italiana no les ha permitido aún interrogar a Hussain Osman, uno de los sospechosos del 21 de julio, arrestado el pasado viernes en Roma. A diferencia de los dos arrestados el viernes pasado en Londres, Muktar Said Ibrahim y Ramzi Mohammed, Hussain Osman parece haber colaborado libremente con la investigación. Los tres detenidos el lunes en el sur de Londres están vinculados a él y los británicos tienen una serie de preguntas que hacerle en relación con el 21 de julio.
Una de las pistas que están investigando las autoridades conduce a Arabia Saudita y los atentados de Madrid. El servicio secreto interno británico, el MI5, está analizando los contactos y transacciones entre Arabia Saudita y Gran Bretaña previos al 7 de julio. El rastro del dinero podría conducir a Remzi Hu-ssain, hermano del detenido en Roma. Según informaciones publicadas por la prensa británica, la policía italiana estaría investigándolo por sus vínculos con Al Barakaat, una red financiera a la que los Estados Unidos ha acusado de actuar como circuito financiero de Al Qaida. Según esta versión, Remzi Hu-ssain tendría vínculos financieros con los responsables de los atentados del 11-M.
Mientras tanto, un fuego menor en un autobús de doble piso dio ayer una nueva prueba del estado de psicosis colectiva en que se vive en Londres. El hecho ocurrió en las inmediaciones de King’s Cross, epicentro de los atentados del 7 de julio. El dueño de un negocio de la zona, Njazi Ismali, comentó a la prensa que la gente se tiraba por las ventanas del piso superior aterrorizada de que se tratara de un nuevo atentado. En menos de diez minutos estaban la policía, la ambulancia y los bomberos, y la zona había sido acordonada por temor a que hubiera una bomba. Pronto se supo que no había heridos y que más que una bomba se trataba de un vulgar incendio de pocas proporciones.

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