EL MUNDO › BUSH Y PUTIN FIRMAN UN NUEVO ACUERDO Y MUCHO MAS
Cuando surge un nuevo amor
Los temores de una nueva Guerra Fría pudieron ser exagerados: los presidentes de EE.UU. y Rusia se reunieron ayer en Moscú y el tono entre ambos fue mutuamente elogioso y hasta zalamero.
Por Ian Traynor *
Desde Moscú
El presidente George Bush comprometió ayer a Estados Unidos a una nueva era de asociación sin precedentes con Rusia, cuando él y el presidente Vladimir Putin firmaron un tratado que recorta dos tercios de sus cabezas nucleares de largo alcance y entregaron una declaración conjunta redefiniendo las relaciones entre los dos países. Entre el esplendor del dorado y el turquesa del salón San Andrés del Kremlin, los dos líderes pusieron en escena una actuación que olía a confraternidad masculina y acordaron un paquete de esfuerzos conjuntos desde la cooperación en la defensa de misiles para combatir el terrorismo hasta desarrollar las vastas reservas de gas y petróleo de Rusia.
“Esto establece el escenario para una increíble cooperación que nunca antes tuvimos entre nuestros países”, dijo Bush después de que los dos presidentes firmaran el tratado de estratégicas reducciones ofensivas que promete que Estados Unidos y Rusia recorten sus cabezas nucleares a un máximo de 2.200 de los actuales niveles de 6.000 para el año 2012. Putin dijo que Estados Unidos y Rusia estaban “hablando ahora un lenguaje común. Juntos estamos neutralizando las amenazas globales y los desafíos y vamos a formar un orden mundial estable en el interés de nuestro pueblos y nuestros países”.
La cumbre de ayer fue la quinta reunión entre los dos líderes en menos de un año y de lejos la más productiva. La química entre los dos hombres es claramente muy fuerte y Bush en particular se esforzó en pagar “tributo” repetidamente a “la visión y liderazgo” del presidente de Rusia.
Cuando los dos hombres firmaron el tratado de recorte de armas y se dieron la mano, Putin puso su brazo sobre los hombros de Bush. Los comentaristas de la Casa Blanca dijeron que Bush estaba impresionado con el líder ruso. La calidez de las conversaciones sugerían que el ex gobernador de Texas está más interesado en el ex coronel de la KGB que la mayoría de los líderes aliados de Europa occidental, con la excepción del primer ministro británico, Tony Blair. La declaración conjunta decía: “La era en que Estados Unidos y Rusia se veían como enemigos o como amenazas estratégicas ha terminado. Estados Unidos y Rusia ya están actuando como socios y amigos para enfrentar los desafíos del siglo XXI”.
El único punto de desavenencia ayer fueron las objeciones de Estados Unidos a los lazos rusos con la energía nuclear y los programas de desarrollo misilístico de Irán. Pero Putin defendió con fuerza la política rusa que, insistió, no contenía ningún daño de proliferación nuclear y en el intercambio verbal por lo menos obtuvo lo mejor de Bush. En una conferencia de prensa en el Kremlin Bush dijo que él había planteado el tema iraní con Putin. “Hablamos muy francamente y honestamente sobre la necesidad de asegurarnos que un gobierno no transparente manejado por clérigos radicales no ponga sus manos sobre armas de destrucción masiva... Me dio algunas garantías que creo que serán muy tranquilizadoras.” Con ambos lados de acuerdo en que la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva es un elemento central de una nueva asociación, Washington está convencido de que el mayor peligro es Irán y que Rusia es su principal facilitador.
Funcionarios de Estados Unidos señalaron que Irán, el mayor patrocinador de terrorismo del mundo de acuerdo con el Departamento de Estado norteamericano, fue un tema clave en las conversaciones de ayer y que ambos lados han lanzado un “compromiso muy constructivo sobre eso”. Los dos acordaron en reforzar su cooperación en la guerra contra Afganistán y en convertir el comité conjunto que mantienen sobre Afganistán en una nueva formación dedicada a combatir el terrorismo más ampliamente. Además de firmar el tratado de recorte de armas, también planearon un marco de trabajo para cooperar en los planes de Estados Unidos para un escudo nacional misilístico, colaboración que inevitablemente silenciará laoposición rusa al proyecto. Pero los términos quedaron lo suficientemente vagos para que ambos lados puedan maniobrar.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère