EL MUNDO › GEORGE W. BUSH VISITO CHINA Y PIDIO MAS LIBERTADES
Socios, pero aún adversarios
Relaciones fuertes, discusiones constructivas e intereses comunes fueron algunas de las frases que caracterizaron las declaraciones, tanto de los funcionarios estadounidenses como de los de Pekín, ayer durante el comienzo de la visita de dos días de George W. Bush a China. Sin embargo, más sutiles y más en segundo plano quedaron ciertos temas en los que los dos antiguos “adversarios” –ahora “socios”– siguen sin encontrar una arena común. Entre ellos se destacan la situación de Taiwan y el pedido de Washington de flexibilización de la moneda china. A pesar de que ambos mandatarios intentaron crear un ambiente amistoso, la visita de Bush quedó signada por sus críticas, y las de sus funcionarios, a las limitaciones de las libertades religiosas, políticas e individuales del país asiático.
El gesto más fuerte en esta dirección fue la visita que el presidente estadounidense hizo ayer a la mañana a la iglesia estatal Gangwashi. Después de asistir a la misa, Bush declaró: “Tengo la esperanza de que el gobierno chino no tema a los cristianos que se congregan públicamente para rezar. Una sociedad saludable es una sociedad en la que son bienvenidas todas las creencias y que da a la gente la oportunidad de expresarse mediante la alabanza del Todopoderoso”. Su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, fue más dura y aseguró: “No hemos visto el progreso que esperábamos en materia de derechos humanos”. Como buen anfitrión, el presidente chino, Hu Jintao, intentó esquivar las confrontaciones que pudieran llevar a un cruce verbal público y contestó: “China continuará construyendo la democracia a partir de sus propias características y mejorando los derechos humanos de su pueblo bajo la situación actual y la aspiración del pueblo”. Asimismo, agregó que considera al desarrollo del país como “pacífico”, “abierto” y “cooperativo”.
A pesar que en la única conferencia conjunta de Hu y Bush, este último declaró que habían “acordado trabajar unidos para reducir el desequilibrio comercial” a favor del país asiático –que este año podría llegar a 200 mil millones de dólares y es una de las principales preocupaciones de Washington a la hora de analizar el crecimiento de China–, poco se explicitó sobre qué medidas particulares se tomarían. Según Hu –que viajará a Estados Unidos el año que viene–, las “fricciones” se irán solucionando “mediante consultas”. En la conferencia, anunciaron una mayor cooperación en materia energética, en la prevención de la temida gripe aviaria y en la lucha contra el terrorismo, y un mayor compromiso de parte de Pekín en la protección de los derechos de propiedad intelectual y en su rol clave en las negociaciones para el desarme de Corea del Norte.
El tema en que los dos líderes adoptan una posición más intransigente es el estatus de la isla de Taiwan. Este fue el único tópico sobre el cual Hu fue tajante: “Nunca toleraremos la Independencia de Taiwan”. El gobierno de Bush, que sobre esta cuestión no quiso entrar en una polémica pública, está preocupado por el asentamiento de misiles chinos en la costa opuesta a Taipei. Sin embargo, Bush parece estar satisfecho y confiado con los resultados de su visita ya que, después de reunirse con Hu, se relajó y salió a dar unas vueltas con su bicicleta por Pekín, recordando viejos tiempos cuando su padre, el ex presidente George Bush era el jefe de la misión diplomática en Pekín en 1975. Si todo sale bien, hoy tiene previsto ir a cabalgar.