EL PAíS › EL OBISPO GIAQUINTA SALIO A RESPONDER LAS CRITICAS DE KIRCHNER A LA IGLESIA
Una homilía sobre “la interpretación errónea”
Mientras el Episcopado se mantiene en silencio, el arzobispo de Resistencia fue el primero en salir a responderle al Presidente y tensó aún más la relación del Gobierno y la Iglesia.
Por W. U.
Mientras las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal continúan guardando silencio ante las críticas del presidente Néstor Kirchner al último documento emitido por la jerarquía católica, Carmelo Giaquinta, arzobispo emérito de Resistencia que en los próximos días será reemplazado en ese cargo por el obispo Fabriciano Sigampa, aprovechó su última homilía oficial para criticar duramente “la interpretación errónea del Presidente” y recalentar aún más la ya tensa relación entre el Gobierno y la jerarquía católica. El arzobispo, que ya en otras oportunidades utilizó duros términos contra funcionarios gubernamentales, acusa ahora a Kirchner de “tergiversaciones” y hace una serie de señalamientos para desmentir los dichos presidenciales con párrafos y citas de la carta pastoral de los obispos.
Consultadas las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal prefirieron no emitir opinión sobre los dichos de Giaquinta. Extraoficialmente se dejó trascender que “la opinión de un obispo no representa al conjunto del Episcopado que ya se expresó a través de un documento colectivo”. Otras opiniones de fuentes eclesiásticas se lamentaron de que la intervención de Giaquinta, un hombre que ya no tiene cargos en el Episcopado y a quien se le aceptó la renuncia a su diócesis, perjudique la estrategia de “prudencia y acercamiento al diálogo” que había sido trazada desde la cúpula eclesiástica.
En su homilía dominical, Giaquinta explicó que la carta pastoral está dirigida “a los miembros del Pueblo de Dios y a todos los hombres de buena voluntad” y que con ello se quiere estimular “a todos a estudiar la Doctrina Social de la Iglesia, analizar con su luz algunos aspectos de la situación del país y, en conjunción con la propia ciencia y experiencia aplicarla al momento presente”. Retomando palabras del propio documento episcopal el arzobispo emérito de Resistencia dice que “de este modo, trabajando junto con todos los hombres de buena voluntad, (se pretende) encontrar caminos concretos que contribuyan a la reconstrucción del tejido social, afianzar el sentido de la pertenencia a la Nación y acrecentar la conciencia de ser ciudadanos”.
Bajo el subtítulo La interpretación errónea del Presidente, el arzobispo Giaquinta se pregunta que “si ésa es la intención de la carta pastoral, –y está clara a lo largo de toda ella–, ¿por qué el presidente Kirchner que se profesa hijo de la Iglesia, no la tomó como bandera suya?”. Y agrega: “¿Por qué tantas tergiversaciones en la interpretación que él le da?”
Giaquinta retoma la frase de Kirchner en la que afirmó que “después de la Argentina en llamas que me tocó asumir y las cosas que entre todos los argentinos hemos logrado, creo que decir que entre 2003 y 2005 ha crecido escandalosamente la exclusión social y la pobreza es no atenerse a la realidad”. A esto el obispo responde que “con todo el respeto que me merece la investidura del Señor Presidente de la Nación, y también apelando a la máxima responsabilidad que le cabe a él en la construcción de la ciudadanía le pregunto: ¿dónde dice semejante cosa?”.
Utilizando un tono indisimuladamente irónico Giaquinta se pregunta “si acaso” el Presidente habrá llegado a esa conclusión a partir de la lectura del “párrafo 10 sobre el empobrecimiento de la Argentina” donde se dice que “atentos a este principio clásico de la doctrina social (el destino universal de los bienes), y ante el emprobrecimiento de gran parte de la población, precipitado por la crisis institucional del 21 de diciembre de 2001, surgen interrogantes. En primer lugar acerca de cuál es la responsabilidad que les cabe a las autoridades políticas de antes y de durante la crisis. Pero también a los demás sectores de la sociedad, en especial a los empresarios y sindicalistas, en particular a los que se profesan cristianos, por no haber percibido suficientemente el empobrecimiento que se venía produciendo y que se aceleró en forma incontrolable hiriendo gravemente la dignidad de tantos hermanos y hermanas”. Y subraya Giaquinta otro párrafo del documento episcopal en el que se dice que “si bien reconocemos que es mucho lo que los argentinos, ciudadanos y autoridades, hemos hecho desde entonces para revertir la situación, es mucho todavía lo que resta por hacer. Y por tanto hemos de interrogarnos sobre nuestra voluntad de comprometernos aún más y mejor para superar el empobrecimiento general”.
En el mismo tono el arzobispo emérito de Resistencia se pregunta si “¿acaso será el párrafo 14 donde aludimos a la deuda pública?” lo que motivó la reacción presidencial. Y recuerda que allí se afirma que “como coronación de todas las situaciones que engendran pobreza, está la inmensa deuda pública. Es nuestro más vivo deseo que ésta, a pesar de todas las dificultades, se negocie con éxito y para alivio de nuestro pueblo. Habremos de recordar siempre –sigue el obispo parafraseando el documento episcopal– que la deuda tiene dos caras, que han de ponernos sobre aviso para evitarlas en el futuro: la injusticia de la economía internacional reinante en este campo y la irresponsabilidad de quienes contrajeron la deuda o alentaron a contraerla a espaldas del pueblo”.
Más adelante Giaquinta se pregunta si lo que motivó la reacción presidencial “¿acaso será el párrafo 17 donde distinguimos el momento presente de toda otra situación anterior?”. Y recuerda que allí se dice que “en la Argentina hemos conocido los dos extremos (un estatismo creciente y un voraz liberalismo). Ambas corrientes colisionaron y produjeron el sismo social conocido”. En otra parte el arzobispo se sigue interrogando acerca de si “¿acaso será el párrafo 18 donde algunos han sabido ver una alusión al ALCA, y cómo asociarse a él no a ciegas sino en forma digna?” lo que movió a la preocupación presidencial.
Giaquinta remata su homilía con un párrafo directamente dirigido a Kirchner utilizando una cita del Evangelio. “Por último –dice– le formulo al Señor Presidente de la Nación la misma pregunta que Jesús le hizo al guardia que le pegó una bofetada: ‘Si he hablado mal, muestra en qué ha sido. Pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?’ (Juan, 18,23).”