EL MUNDO

Otra vez renunció a su cargo el jefe de la CIA

Como si nunca se hubiera recuperado del síndrome post Torres Gemelas y del escándalo de la información falsa sobre Irak, la Agencia perdió ayer a su director Porter Goss.

El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, Porter Goss, renunció ayer a su cargo, apenas 19 meses después de asumir sus funciones al frente de un organismo sacudido por la guerra en Irak y la controversia en torno de la lucha contra el terrorismo. El presidente estadounidense, George W. Bush, fue el encargado de dar la noticia, que cayó como una bomba en el mundo político en Washington. Bush compareció junto a Goss en una breve ceremonia organizada a toda prisa en la Casa Blanca, pero no propuso a ningún candidato para sustituir al director. El candidato tendrá que contar con la confirmación del Senado antes de poder asumir sus funciones. Aunque por el momento no se conocen los motivos de su renuncia, ésta llega en el marco de amplios cambios en el gabinete de Bush, a lo que se agrega que, desde que asumió, el director fue criticado por su estilo de conducción.

En septiembre de 2004, Goss sucedió en el cargo de director de la CIA a George Tenet, cuya reputación estaba en la cuerda floja por la información falsa que indicaba que Irak poseía armas de destrucción masiva, lo que justificó la guerra en ese país. Ahora, Goss abandona el cargo en un momento en el que Bush, caído en desgracia en los sondeos, reestructura su equipo para intentar recuperar la confianza de los estadounidenses y mejorar la chance de su partido para las elecciones parlamentarias de noviembre.

Goss, un ex legislador republicano, fue cuestionado casi desde el momento mismo en que entró en funciones, y ahora abandona la dirección del organismo de Inteligencia dejando atrás varios escándalos por las filtraciones a la prensa de informaciones incómodas para el gobierno de Bush. La revelación de la existencia de prisiones secretas en el exterior para detener a acusados de terrorismo, por ejemplo determinó que en abril la agencia decidiera despedir a un funcionario de alto rango. Bush se comprometió a encontrar a los responsables de las filtraciones que amenazaron, según él, la seguridad nacional. Además, la reputación de la CIA fue empañada por las informaciones según las cuales su número tres, Kyle “Dusty” Foggo, es objeto de una investigación criminal por haber asistido a partidas de póker en hoteles de Washington.

Bush ahora se encuentra ante la dura tarea de buscar a un reemplazante adecuado, tarea que expertos consideran harto difícil. El cambio en la cúpula de la CIA es el último registrado entre el círculo más estrecho de colaboradores de Bush. Hace poco renunció su jefe de gabinete, Andrew Card, y lo sucedió Josh Bolton, ex director de presupuesto de la Casa Blanca. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, también renunció –ayer dio su última conferencia de prensa– y su sucesor es el comentarista conservador Tony Snow. Por su parte, el asesor político del presidente, Karl Rove, abandonó algunas de sus tareas en el planeamiento estratégico. Pero eso no es todo. Continúan las especulaciones sobre una pronta dimisión del secretario del Tesoro, John Snow.

Durante el acto en el que anunció la renuncia de Goss, Bush recordó que el mandato de éste en la CIA era “de transición” y agregó que “ha ayudado a esta agencia a integrarse en la comunidad de Inteligencia”. “Era un trabajo complicado, que él ha llevado a cabo de manera capaz”, dijo. “Estoy seguro de que su sucesor continuará las reformas que él ha establecido y, como resultado, este país será más seguro”, agregó. Por su parte, Goss expresó su agradecimiento por el “apoyo y entendimiento” del presidente Bush.

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Bush y Goss en el Salón Oval. El presidente anunció la renuncia del director de la CIA.
 
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