EL PAíS › RESPALDO MASIVO A LA DEMANDA EN LA HAYA

“Es una cuestión ambiental que atañe a todo el país”

Rodeado de sus ministros, diecinueve gobernadores, más de cien intendentes y vecinos de Gualeguaychú, Kirchner volvió a pedir el cese de la construcción de las papeleras. Dejó una puerta abierta al diálogo con el gobierno uruguayo.

 Por Laura Vales
Desde Gualeguaychú

Unos minutos antes de que comenzara el acto, la cabecera del Corsódromo de Gualeguaychú tomó una tonalidad azul-grisácea. Era el efecto óptico producido por la llegada de cientos de funcionarios vestidos de traje que se ubicaban uno al lado del otro. En el palco oficial, donde habló Néstor Kirchner, los gobernadores y ministros del gabinete llenaron el espacio hasta quedar visiblemente tiesos, disculpándose con sonrisas cuando un codo golpeaba sin querer la espalda de un congénere. Lograron acomodarse en el escenario, con algún empujón, sindicalistas y funcionarios de segunda línea. Rodeado por esta extendida presencia institucional en respaldo a la denuncia ante la Corte de La Haya, el Presidente resumió el conflicto por las papeleras como “una cuestión ambiental que atañe a todo el país”. “Nos dicen que el impacto será mínimo pero no nos dan la información suficiente”, cuestionó. “El derecho está de nuestro lado”, aseguró. Y volvió a pedirle al gobierno uruguayo que frene las obras de Botnia y Ence, aunque no clausuró la posibilidad de diálogo. En la ciudad, especialmente entre los integrantes de la asamblea, reinó un sentimiento contradictorio, dividido entre la expectativa y el escepticismo.

La concentración reunió a más de 35 mil personas. Así lo estimó el secretario de Cultura de la municipalidad, Javier Villanueva, un hombre ducho en calcular el lleno del Corsódromo en cada carnaval. Hubo diecinueve gobernadores, incluido el jefe de Gobierno porteño, tres vices y más de cien intendentes. Con el objetivo de mostrar una imagen de unidad política, el Presidente llevó también a sus ministros. Faltaron mandatarios ausentes fueron: Jorge Sobisch (Neuquén), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Juan Carlos Romero (Salta), Roy Nikisch (Chaco) y Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca).

Quienes no pudieron hacerse un lugar en el escenario, cerca de Kirch-

ner, tuvieron como destino dos tribunas vip ubicadas a ambos lados: allí se sentaron intendentes, diputados, senadores, sindicalistas, concejales, secretarios. Ante la amplia presencia de funcionarios y dirigentes, Kirchner destacó el “fuerte simbolismo” del apoyo a los vecinos de Gualeguaychú en su pelea contra las celulosas.

El acto puso en escena una doble tensión: la de Argentina con el Uruguay y la del Gobierno con los vecinos. Los asambleístas agradecieron la visita al mandatario y los gobernadores, pero insistieron en que esperan que las plantas no se instalen bajo ningún concepto en Fray Bentos. “Estamos satisfechos de haber logrado despertar interés, pero temerosos de que a pesar de todo las papeleras entren en funcionamiento”, resumió Gustavo Rivollier, vecino e integrante de la asamblea.

Los intendentes del conurbano le pusieron su marca al acto, al movilizar su estructura partidaria. A media mañana, cinco micros con gente de Raúl Othacehé (Merlo) y otros de Luis Vivona (Malvinas Argentinas) se estacionaron en el baldío cercano al Corsódromo, donde se sumarían en total un centenar de ómnibus.

Alérgicos a cualquier manifestación partidaria, los asambleístas obligaron a los que iban llegando a enrollar las pancartas políticas y dejarlas en la entrada del estacionamiento, ubicado de casualidad frente a la cárcel de la ciudad. Asomados por los barrotes, los presos siguieron con interés las discusiones. Especialmente cuando los integrantes de la asamblea se ensañaron con los carteles del gobernador Jorge Busti, que finalmente debieron quedar arrollados con el resto.

El grueso de las delegaciones fueron del interior de Entre Ríos; se vio en menor medida una cuota sindical, de UPCN y ATE. Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios se mostraron en el palco. Pero en las tribunas también hubo bastante gente de Gualeguaychú, de manera que la concentración resultó una mezcla de acto político tradicional con un público asambleísta.

Palabra K

El Presidente subió al escenario acompañado por su mujer, Cristina Fernández. En cuanto llegó al borde de la tarima, desde el público alguien le pasó un chaleco con el slogan “Sí a la vida - No a las papeleras”. Kirchner se lo puso por unos segundos, permitiendo a los fotógrafos tomar la imagen. Más tarde, en su discurso, remarcaría los siguientes conceptos:

- El problema “no es sólo de la provincia de Entre Ríos o de la ciudad de Gualeguaychú. Es una cuestión ambiental que atañe a todo el país”.

- Tabaré Vázquez debe encarar una “negociación de buena fe”. “No puede llevarse adelante (la instalación de las papeleras) sin el consentimiento del país afectado”. (...) “El gobierno uruguayo autorizó la instalación de las pasteras en Fray Bentos, reconociendo los riesgos para el ambiente y la salud, y sin haber satisfecho nuestras preocupaciones”. (...) “Nos dicen que van a utilizar la mejor tecnología, pero no nos brindan la información suficiente ni encaran los estudios” que solucionarían el conflicto.

- “No estamos hablando de afectar la soberanía de ningún país, sino de defender el medioambiente sano. Nadie puede reclamar la soberanía para el uso de un bien que no es enteramente propio”, como el río Uruguay.

- Kirchner dejó una puerta abierta a que se retome el diálogo diplomático. Dijo sobre el punto que el Gobierno “está dispuesto a ayudar (al Uruguay) para encontrar el camino”. Y criticó a los países del norte que buscan trasladar al sur las industrias sucias: “No pueden traernos como solución (a la pobreza) la creación de puestos de trabajo a costa de nuestra degradación ambiental”.

“Acto político”

Tres oradores antecedieron al Presidente: el intendente local, Daniel Irigoyen, el gobernador Busti y su par mendocino, el radical Julio Cobos, quien como referente de la oposición buscó darle cohesión política al encuentro, y criticó a quienes lo habían cuestionado. “Se ha dicho que éste es un acto político y lo es porque están los representantes de la mayoría del país. Esta controversia es un problema de la Nación. Cuando hay una causa nacional, una cuestión de Estado, los intereses sectoriales o partidarios están en un escalón muy bajo”, dijo.

Los gobernadores firmaron un acta de compromiso por el cuidado ambiental (ver aparte), que no incluyó anuncios concretos. Su función principal fue la de responder a las críticas del presidente uruguayo sobre el poco respeto ambiental que las autoridades argentinas han demostrado tener hacia adentro, cuestionamiento que ayer Vázquez repitió.

Busti fue quien planteó de manera abierta la relocalización de las plantas, al preguntar “por qué no las ponen frente al mar”. Kirchner, en cambio, no mencionó esa posibilidad, sino que mantuvo su discurso centrado en la necesidad del estudio de impacto ambiental.

Terminado el acto, cuando el helicóptero presidencial levantó vuelo, el comentario repetido entre los manifestantes que quedaban en la calle fue que Kirchner iba a mirar el predio donde Botnia construye su planta. Nadie lo dudaba, aunque ninguno hubiera podido asegurar en cuál de las varias máquinas que cruzaron el aire iba el Presidente. Lo cierto es que por lo menos un helicóptero pasó en esa dirección. En su cruce sobrevoló el Corsódromo y el baldío donde las delegaciones del PJ comenzaban su vuelta. Si hubiera volado a la altura suficiente, tal vez hubiera visto también la ventana de la cárcel donde los presos agitaban a través de los barrotes, como todo el mundo afuera, su propia pancarta de “No a las papeleras”.

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