“Hemos elegido un gran candidato, que espero mañana (por hoy) será un gran presidente”, dijo anoche Prodi después del segundo día de voto y la tercera “fumata negra” al anunciar la candidatura de Giorgio Napolitano. En la votación de hoy, no será necesaria la mayoría de dos tercios exigida en las primeras tres votaciones y la decisión se toma por mayoría absoluta. El anuncio de la candidatura del diputado poscomunista fue recibida con aplausos por los electores presentes en el Parlamento, lo que dio pie a los analistas a predecir que en las próximas horas Napolitano será presidente de Italia.

El Parlamento italiano dedicó la jornada de ayer al rito de la votación intrascendente. Diputados, senadores y delegados de las regiones pasaron dos veces por las urnas para introducir en la ranura una boleta en blanco, siguiendo instrucciones de Romano Prodi y Silvio Berlusconi. La elección del nuevo jefe del Estado continuó en vía muerta: el centroderecha se negó a votar al único candidato en juego, Giorgio Napolitano, y expresó su rechazo con el voto en blanco; el centroizquierda optó por conceder una segunda jornada de reflexión a sus rivales a la espera de forjar un consenso amplio en torno de Napolitano y, entretanto, se mantuvo también en el blanco. El dirigente de la Casa de las Libertades y previsible próximo jefe de la oposición, Silvio Berlusconi, no ha aprobado aún el nombre de Napolitano. Berlusconi ha pedido para hoy el voto en blanco, en lo que se ve como una estrategia de desgaste de la Unión, que cuenta con una exigua mayoría en el Senado. Para compensar eso, la Unión cambió de candidato, ya que en un principio se preveía que fuera Massimo D’Alema, el presidente de los Demócratas de Izquierda (DS), partido que cuenta con la mayoría en la coalición de la Unión.

Considerando que la mayoría simple exigida es 506 votos y que la Unión cuenta con 540 electores, si todo el centroizquierda vota compacto –como ayer anunciaron sus líderes a los cuatro vientos–, Napolitano no tendrá problema alguno para ser elegido sucesor de Ciampi. La Unión pretende que los conservadores que lidera Berlusconi y que suman 460 votos también apoyen a Napolitano, con el objetivo de lograr que sea elegido con una amplia mayoría. Según Berlusconi, su electorado no entendería que los conservadores votaran a una persona “de la otra parte política”. La Liga del Norte, a su vez, considera un “suicidio” para el centroderecha votar al ex comunista y advirtió que un eventual voto favorable de los democristianos romperá la coalición. Gianfranco Fini, ministro de Exteriores en funciones y líder de Alianza Nacional, advirtió a los aliados democristianos que es un “grave error” dividir a la coalición, que ha perdido las elecciones generales del pasado mes de abril por menos de 25.000 votos y se considera “vencedora moral”.

Aunque las espadas siguen en alto, vista la decisión de la Unión de votar en bloque por su hombre, el camino de Napolitano hacia el “Colle”, como se conoce a la presidencia de la República, no se presenta fácil.

A no ser que se produzca un golpe de efecto en el último momento, el veterano dirigente ex comunista Giorgio Napolitano, de 81 años, será elegido en esta cuarta votación nuevo presidente de la República, una vez que su coalición, la Unión, tenga los votos necesarios para elegirlo en solitario. Si es así, por primera vez en la historia de la República Italiana un ex comunista, que ya fue presidente de la Cámara de Diputados y ministro de Interior, ocupará la jefatura del Estado. Napolitano, nacido en Nápoles, conocido como “re Umberto” por su parecido con el último rey de Italia y que fue el líder del ala “migliorista” (reformista, “derechista”) del desaparecido Partido Comunista PCI, pasará a ser el undécimo presidente y sucesor de Carlo Azeglio Ciampi.