EL MUNDO › COMO SALIO A LA LUZ EL ESCANDALO CONTABLE DE WORLDCOM
Número equivocado en el telefraude
La incertidumbre rodeó ayer las operaciones de bolsa en Nueva York, Londres y Tokio porque nadie sabe cuáles son los bancos y empresas realmente más comprometidos con la deuda de 33.000 millones de dólares de WorldCom, que podría terminar pronto en la bancarrota.
Por Julian Borger y
Richard Wray *
Desde Washington y Londres
El escándalo financiero que ha envuelto a WorldCom, una de la empresas telefónicas más grandes de Estados Unidos, salió a la luz por una empleada que hacía una inspección de rutina en los libros de la empresa, basada en Mississippi. Cynthia Cooper está por convertirse en la segunda soplona más famosa de Estados Unidos, siguiéndole los pasos a Sherron Watkins, cuya advertencia al directorio del gigante en energía Enron de que la empresa “implosionaría en una ola de escándalos contables” resultó ser demasiado profética.
El rol de Cooper se conoció cuando el Congreso de Estados Unidos le pidió a los ejecutivos de WorldCom que respondieran por su rol en el fraude de 4000 millones de dólares. el más grande en la historia empresaria de Estados Unidos. La Comisión de Valores y Cambios, el regulador de mercados financieros de Estados Unidos, ha procesado por fraude a la compañía y es probable que el Departamento de Justicia inicie una investigación criminal. Ayer, el Comité de Finanzas de la Cámara de Representantes emitió una citación obligatoria a Jack Grubman, analista de Salomon Smith Barney y admirador Nº 1 de la empresa en Wall Street en los tiempos del boom. Grubman dejó de recomendar que sus clientes compraran acciones de WorldCom justo un día antes que se revelara el escándalo financiero.
Las mismas relaciones de World-Com con el Congreso también cayeron ayer bajo escrutinio cuando surgió que la empresa telefónica de larga distancia había hecho donaciones políticas a los republicanos. Días antes de que WorldCom se convirtiera en la última palabra favorita para aludir a la corrupción empresarial, la empresa había entregado 100.000 dólares a los republicanos en una gala para reunir fondos a la que asistió el presidente Bush. Pero no existe evidencia que el pago haya sido un intento de persuadir a la administración para que la salvara del desastre. La empresa hizo la misma contribución el año pasado y, a diferencia de Enron, WorldCom no parece haber estado bien conectada en la Casa Blanca de Bush. Hasta ahora no hay evidencia de que los ejecutivos de la empresa hayan intentado contactar a funcionarios de la administración, como lo hizo Kenneth Lay de Enron, para que los protegieran cuando se conoció la escala del fraude contable. Un análisis llevado a cabo por el Centro de Políticas Responsables, una ong que vigila el dinero en la política en Washington, descubrió que la empresa de Mississippi había hecho contribuciones de campaña por 7,5 millones de dólares desde 1989, divididos en partes iguales entre republicanos y demócratas. La contribución a WorldCom a la gala republicana era parte de su rutina de 3 millones de dólares al año de lobby en Washington, destinados a influenciar la política impositiva y la desregulación planeada de los mercados de teléfonos de larga distancia, legislación a la que WorldCom se oponía.
La empresa se concentraba en cultivar a políticos de Mississippi, especialmente el líder republicano del senado, Trent Lott. Hace tres años WorldCom contribuyó con un millón de dólares a la Universidad de Mississippi para ayudar a establecer el Instituto de Liderazgo Trent Lott, apenas unas pocas semanas después de que el senador por Mississippi hubiera nombrado un funcionario de la empresa en un panel de consejeros sobre el tema de impuestos a las ventas por Internet. Otro receptor de la generosidad de WorldCom fue el secretario de Justicia John Ashcroft, que aceptó 10.000 dólares en contribuciones de la firma para su campaña de 2000 en el Senado. Ayer todavía no era claro si Ashcroft se iba a retirar de la investigación de WorldCom, como lo había hecho en el caso Enron, otro contribuyente a su campaña.
Gran parte del agradecimiento por llevar a la luz pública la contabilidad fraudulenta de WorldCom lo recibió Cooper ayer. La mujer, empleada como auditora interna, recibió de John Sidgmore, el nuevo jefe ejecutivo de la empresa, la orden de que chequeara los gastos, apenas semanas después de que tomara el lugar que dejó el cowboy fundador de WorldCom, Bernie Ebbers. Cooper descubrió que durante el término de casi un año y medio el jefe de finanzas de la empresa, Scott Sullivan, que ayudó a construir el negocio junto con Ebbers, había estado usando técnicas no ortodoxas para dar cuenta de pagos a empresas telefónicas locales para completar las llamadas de larga distancia de WorldCom.
El fraude, que involucraba uno de los mayores costos de la empresa, había inflado las ganancias de WorldCom en cientos de millones de dólares ayudándola a dar buenos resultados durante la mayor parte del año pasado mientras el resto de la industria de comunicaciones del mundo se dirigía hacia la peor caída que se recuerde. La trampa distorsionó las cifras de WorldCom a en casi 4000 millones de dólares, casi seis veces el tamaño del agujero en los libros de Enron, basada en Houston.
Pero, a diferencia de al soplona del caso Enron, la información de Cooper fue tomada inmediatamente por la gerencia superior. Contactaron al jefe del comité auditor de la empresa, Max Bobbitt, y luego utilizaron la evidencia de Cooper para apoyar el despido de Sullivan el martes a la noche.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.