Sábado, 16 de septiembre de 2006 | Hoy
Ante la escalada de violencia, que creció en número pero también en grado de crueldad, el gobierno iraquí anunció un plan para rodear la capital con un anillo de trincheras. El jueves pasado se encontraron cuarenta cadáveres con señales de tortura.
Por Anne Penketh *
El gobierno iraquí anunció esta semana un plan para cavar trincheras alrededor de Bagdad en un intento por detener las feroces matanzas que han conducido a las muertes con torturas de 200 personas. El conflicto alcanzó nuevos niveles de violencia esta semana, con descubrimientos casi diarios de docenas de iraquíes, cuyos cuerpos mutilados y torturados han sido tirados en y alrededores de Bagdad. Entre los últimos descubrimientos truculentos estaba el de un cadáver sin cabeza ni piernas flotando en un río en Mussayab el jueves por la noche. El Ministerio del Interior dijo ayer que más de 50 cuerpos se habían encontrados en las últimas dos semanas. Muchos tenían un tiro en la cabeza y señales de haber sido atados y torturados.
“Es brutal pero lamentablemente nos hemos ido acostumbrando”, dijo un funcionario del Ministerio del Interior. “Cuarenta cuerpos, 50 cuerpos, se ha convertido en una rutina diaria.” El número de cuerpos que mostraban señales de torturas alcanzó su pico el jueves, cuando se encontraron 60. Pero los iraquíes dicen que del recrudecimiento repentino de las matanzas no puede culparse sólo al creciente sectarismo de la guerra y a los “escuadrones de la muerte” dirigidos por las milicias sunnitas y chiítas. “Como ustedes, estamos tratando de entender”, dijo uno de los funcionarios iraquíes. Parte de la violencia puede ser el trabajo de bandas criminales que llevan a cabo secuestros y extorsión.
Pero el sello de la última violencia ha sido su ferocidad. Los analistas dicen que los asesinatos podrían haber sido obra de los partidarios del derrocado dictador Saddam Hussein o que los “jihadistas” extranjeros podrían estar involucrados. “Los asesinatos comunes son corrientes ahora”, dijo Robert Lowe, un analista de Medio Oriente en el think tank británico Chatham House. “Muestra que la contrainsurgencia no está funcionando.”
Cuando se le preguntó si el pico de las muertes significaba que Irak estaba ahora en medio de una guerra civil, Lowe añadió: “No es totalmente una guerra civil, pero la semántica no importa realmente ahora, porque lo que está pasando es tan espantoso”.
Las trincheras se construirán con puestos de control alrededor de los 80 kilómetros de circunferencia de la ciudad para evitar la entrada de los insurgentes en ella. Podría llevar meses construirlas. Bajo este plan se cerrarían cientos de caminos menores, dejando sólo 20 puestos de control para el acceso a la ciudad.
Aunque la mayor parte de los horribles ataques ha ocurrido en el área de Bagdad, las muertes sectarias se han desparramado a las regiones relativamente tranquilas del sur de Irak. El embajador estadounidense en la ONU, John Bolton, dijo el jueves que la violencia étnica y sectaria era “una de las amenazas más significativas para la seguridad y estabilidad de Irak”. Dijo que en los últimos tres meses, el promedio de ataques semanales había aumentado un 15 por ciento, mientras que las bajas iraquíes habían aumentado un 51 por ciento comparado con los tres meses previos. De acuerdo con el ejército estadounidense, la violencia se intensificó en áreas que no están todavía cubiertas por el barrido de seguridad conocido como Operación Juntos hacia Adelante, que compromete a 12.000 soldados estadounidenses e iraquíes.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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