Jueves, 28 de septiembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › ZAPATERO QUIERE INTERNACIONALIZAR EL PROCESO DE PAZ, QUE ESTA ESTANCADO
Bajo la creciente radicalización de los cachorros del grupo separatista subyace la paulatina desintegración de su liderazgo.
Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
José Luis Rodríguez Zapatero se vio obligado ayer a responder ante el Parlamento español sobre la delicada situación por la que atraviesan las negociaciones de paz entre el gobierno y el grupo separatista ETA, luego de una semana en la que arreciaron las manifestaciones de violencia callejera provocadas por el entorno de los independentistas vascos. Mientras tanto, se multiplican los rumores que hablan de una profunda división interna en la cúpula etarra, un proceso de lenta corrosión interna que está llevando a la dirigencia del grupo a perder el control sobre sus bases, lo que explicaría la virulencia de los últimos disturbios urbanos.
Zapatero tuvo que responder en el Parlamento durante la sesión semanal de control al gobierno, ante una pregunta del diputado de Coalición Canaria, Paulino Rivero, sobre la marcha del proceso. El jefe de gobierno español se limitó a sostener que su línea de acción no ha cambiado, que no está dispuesto a pagar ningún precio político a cambio de obtener la paz y que espera que el brazo político de ETA, Herri Batasuna, anuncie oficialmente que ya no apoya la lucha armada, lo que abriría la puerta a su definitiva legalización como partido vasco. Y lo hizo un día después de que su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, suspendiera la reunión prevista con los partidos con representación parlamentaria en la que debía informarles las últimas novedades sobre el tema.
Pero si hay algo que Zapatero y su gobierno no tienen en este momento son novedades. Ante el evidente estancamiento por el que está atravesando el proceso de paz, el Ejecutivo español no ha tenido otra salida que recurrir a una vía alternativa, descartada en su momento por los riesgos que ella implica: internacionalizar el conflicto, sumando al Parlamento Europeo y tratando de implicar al primer ministro inglés, Tony Blair, que el martes llega al país en visita oficial.
Al conocerse el inicio de la tregua de ETA, el 22 de marzo pasado, el gobierno británico ofreció su ayuda y su experiencia, basada en el éxito que obtuvo en su momento cuando llevó a buen puerto las negociaciones con el IRA. Zapatero agradeció entonces a Blair su interés, pero no volvió a insistir en el tema, con la esperanza de que la historia pudiera resolverse de puertas adentro. Tanto los socialistas como el anterior gobierno del derechista José María Aznar han tratado siempre de no involucrar a terceros países en el conflicto, ya que entienden que de esa manera le otorgan a ETA un status que no se merece.
Pero la situación ha empeorado tanto durante los últimos días que al PSOE no le ha quedado otro remedio que recurrir a la voluntad mediadora de Blair y así se lo hará saber oficialmente la semana próxima cuando el primer ministro británico llegue al país.
Una prueba más de la preocupación que reina en el gobierno español la dieron el martes los diputados socialistas en el Parlamento Europeo al anunciar que propondrán que el tema se debata en la próxima reunión plenaria que se celebrará entre el 23 y el 27 de octubre. El objetivo, según han anunciado, es solicitar a la Eurocámara que se implique en el proceso como lo hizo en su momento en las negociaciones entre el gobierno inglés y el IRA.
Los diputados europeos del PSOE se apresuraron en aclarar que no están solicitando fondos a la Unión Europea, en clara referencia a la ayuda de más de 1000 millones de euros que el Parlamento supranacional otorgara en su momento, a través del programa Peace, a Irlanda del Norte, sino más bien un apoyo de tipo político.
La iniciativa la presentará el presidente del Grupo Socialista Europeo, Martín Schulz, y, para ayudarlo, los diputados del PSOE enviarán a sus colegas europeos una copia del texto aprobado en el Parlamento español en el que se autoriza al gobierno a emprender las negociaciones de paz con el grupo armado vasco.
Si estos movimientos lograrán o no darle un poco a oxígeno al proceso es algo que está por verse. Aunque está cada vez más claro que éstas son las últimas cartas que le quedan a Zapatero antes de que la división interna que parece estar atravesando ETA la obligue a regresar a la lucha armada, sepultando así de manera abrupta las esperanzas de alcanzar la paz.
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