Mientras la oposición brasileña utilizó ayer toda su artillería contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su partido, el mandatario decidió dar un paso al costado, dedicando todo el día a cuestiones de gobierno. Después de semanas de tibia campaña, el clima está finalmente caldeado. Y la tensión es tal que Lula prefirió salir de escena. Seguramente, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) prefirió ser cauteloso, evitar confrontaciones y, más que nada, esperar nuevas encuestas. Serán ellas, según auguran los analistas brasileños, las que determinarán si mañana a la noche Lula participará o no del último debate televisivo, organizado por la cadena O Globo, que el gobierno considera de oposición. Si los sondeos apuntan a una segunda vuelta, el presidente se verá obligado a participar y enfrentar los duros embates de sus contrincantes.

Lula decidió concentrarse ayer en sus actividades de gobierno y no programó nada en su agenda de candidato. Lo único que le queda es el acto de cierre de campaña de hoy, en Sao Bernardo do Campo, una ciudad del cinturón obrero de San Pablo donde empezó su vida sindical. Pero tampoco esto es seguro, ya que el acto se superpone con el debate televisivo. En un primer momento, esto hizo prever que Lula, al igual que en los debates anteriores, se ausentaría. Sin embargo, el comité de la campaña de Lula todavía ayer dudaba a dónde estaría el presidente esta noche. “Es una decisión difícil”, dijo un portavoz, que además reconoció que hay opiniones encontradas en el entorno del mandatario. Mientras se decidían, dos nuevas encuestas volvieron a darle buenas noticias al presidente. Ibope le otorgó 48 por ciento, frente a un 32 por ciento de la socialdemocracia y un ocho por ciento de Heloisa Helena. Folha confirmó esta tendencia.

Cualquiera de las dos opciones presenta riesgos para Lula ya que un pequeño giro del electorado puede bien coronarlo en primera vuelta u obligarlo a enfrentar otro mes de campaña y de acusaciones. Si no va al debate, la cámara mostrará una silla vacía con su nombre y los otros candidatos cargarán contra él sin que pueda defenderse. Pero si decide asistir, los riesgos no serán menores. Le será muy difícil escapar del debate sobre la corrupción . Las reglas, impuestas por la cadena O Globo, le permiten a cada candidato hacer una pregunta al rival que elijan. El sentido común indica que todos los opositores la usarán para poner en aprietos al presidente.

Ayer, ya se podría ver cuál será el tono del debate. “Si sigue este gobierno ladrón, Brasil no hallará la puerta del desarrollo, pues no hay país que avance con esa plaga de la corrupción”, atacó ayer el socialdemócrata Geraldo Alckmin.

La ex petista Heloisa Helena también retó a Lula a “bajarse de su trono corrupto” y asistir al debate. La candidata lo instó a discutir cara a cara esta noche. Este es el verdadero miedo de Lula y de su entorno. Helena es conocida por sus arrebatos y su estilo combativo en las discusiones, por ejemplo en los debates parlamentarios como senadora. De una manera u otra, tanto Lula como los candidatos opositores tendrán que jugarse todas las cartas que les quedan hoy.