Dos bombas molotov estallaron en la madrugada de ayer en un local McDonald’s del centro comercial de la convulsionada Oaxaca, ciudad del sur de México, sin provocar víctimas, aunque sí un pequeño incendio que logró ser controlado. Según testigos, tres encapuchados lanzaron las bombas y después huyeron a bordo de bicicletas.

El ataque ocurrió a pocas horas de que la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que exige la renuncia del gobernador Ulises Ruiz, retome su Congreso Constitutivo para redefinir su estrategia de lucha y elegir nueva dirigencia.

En días pasados, una sucursal de Burger King en Oaxaca fue también blanco de bombas incendiarias. La madrugada del pasado lunes, en la capital de México, estallaron de manera casi simultánea tres bombas artesanales de unos cinco kilos de peso en la sede del Tribunal Electoral, del Partido Revolucionario Institucional y de una sucursal bancaria. Los ataques, que causaron daños materiales de consideración, fueron reivindicados por un grupo de organizaciones clandestinas de izquierda en apoyo a las demandas de colectivos opositores al gobierno de Oaxaca, estado sacudido desde hace casi seis meses por una ola de movilizaciones sociales. Los disturbios han dejado 11 muertos, según reconoce el Ministerio de Gobernación, aunque los manifestantes aseguran que son 17 las víctimas.