Lunes, 13 de noviembre de 2006 | Hoy
Los cooperativistas, que hace un mes se enfrentaron a los estatales por el control de un yacimiento, ayer se negaron a terminar un bloqueo de ruta y la policía intervino. Es el único sector minero que no aceptó contratar a trabajadores con sueldos altos.
La violencia volvió a Huanuni. A más de un mes del enfrentamiento entre mineros estatales y cooperativistas por el control del mayor yacimiento de estaño del país, los últimos se enfrentaron otra vez con la policía. Armados con piedras, palos y cartuchos de dinamita, los mineros se negaron a terminar el bloqueo en una de las principales rutas del país. El saldo fueron ocho policías heridos –uno de ellos muy grave– y 43 detenidos. Este grupo de cooperativistas es parte del único de los cuatro sectores que no quiso aceptar la propuesta de Evo Morales para contratar a los trabajadores con sueldos altos y que sigue pidiendo la renuncia del ministro de Minería, Guillermo Dalence. El gobierno repudió el incidente y responsabilizó a los mineros por la violencia.
El nuevo capítulo del conflicto de Huanuni tuvo lugar en la ruta que comunica los departamentos Oruro, en el sudoeste, y Cochabamba, en el centro del país. Allí, unos 400 mineros cooperativistas habían decidido bloquear el transporte para presionar al gobierno de Evo Morales. Este sector, el mayoritario entre los cooperativistas, exige que se respeten las concesiones mineras y se niega a inscribirse en el plan oficial, que ya fue aceptado por las otras tres cooperativas más pequeñas. El eje de la propuesta del gobierno de Morales es la contratación de unos 5 mil trabajadores para la explotación del cerro Posokoni, en Huanuni.
Desde el Palacio Quemado no dudaron en responsabilizar a los cooperativistas por este nuevo enfrentamiento violento. “Respondieron de manera violenta, utilizando dinamita”, explicó el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Alfredo Rada. Pero el funcionario no se detuvo allí y denunció los presuntos intereses de grupos empresariales que estarían detrás de las protestas de los mineros. “No puede ser que para imponer nuestros propios planteamientos, en este caso de un grupo empresarial cooperativista de Huanuni, se tenga que acudir a estos niveles de violencia contra la fuerza pública”, añadió.
Esta denuncia ha estado dando vueltas hace semanas en Bolivia, desde que este grupo rechazó la oferta del gobierno, que incluía sueldos más de seis veces mayores que el salario mínimo. Mientras los mineros cooperativistas aseguran que les es más rentable seguir trabajando de forma privada, como hasta ahora, muchos medios barajan la posibilidad de que sean los intereses de los empresarios medianos –los que se llevan las mayores ganancias de las concesiones– los que realmente están detrás de las protestas de este último mes.
Lo cierto es que en Huanuni está en juego mucho dinero. Se trata del mayor yacimiento de estaño del país. Tiene reservas de unas 948 millones de toneladas, lo que representaría una riqueza similar a 4 mil millones de dólares. Además, en los últimos años, el estaño se ha apreciado casi el doble. Por eso allí se enfrentaron, a principios de octubre pasado, los cooperativistas y los empleados de la empresa estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) para conseguir el control de la mina. El nivel de violencia sorprendió inmediatamente. Se tiraron con cartuchos de dinamita, matando a 16 mineros y dejando otros cien heridos.
A partir de ese saldo de muertos y heridos, el gobierno ha intentado revertir el predominio de los cooperativistas sobre los mineros estatales. Su oferta para contratar a miles de trabajadores va en esa dirección. Sin embargo, algunas cooperativas, privilegiadas durante años, no parecen estar dispuestas a rendirse así nomás.
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