Sábado, 16 de diciembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › LA GUERRA Y LA PAZ EN BOLIVIA
Por Pablo Ortiz
Desde Santa Cruz de la Sierra
Lo que comenzó con violencia terminó con fiesta. Ayer, la paz social en Bolivia crujió cuando una caravana de buses que viajaba hacia Santa Cruz intentó romper un bloqueo en San Julián. El enclave, fiel a Evo Morales, intentaba impedir que gente del interior de la provincia de Santa Cruz se sumara al cabildo convocado por los cívicos y el gobernador local para tomar decisiones sobre el futuro de la relación de la región más rica del país con el gobierno central; pero una pedrada desató un enfrentamiento que se saldó con 57 heridos, seis de ellos periodistas, dos de gravedad.
Entonces se temió lo peor. Los gobernadores y cívicos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, las provincias en las que ganó el Sí en el referéndum autonómico del 2 de julio pasado, habían convocado a cabildos y fuentes del Ejecutivo sospechaban que era para declararse independientes de Bolivia. Desde La Paz, el vocero presidencial, Alex Contreras, acusaba a los cívicos de haber provocado el enfrentamiento, mientras que desde Santa Cruz, el gobernador Rubén Costas devolvía las sospechas acusando al gobierno de haber ordenado el bloqueo para buscar el enfrentamiento y boicotear las convocatorias masivas.
A las 15.00, todos los caminos conducían al mismo lugar en Santa Cruz de la Sierra. Con un sol inclemente y el mercurio marcando los 35 grados, la gente se dirigía como en romería hacia la rotonda de El Cristo, lugar fijado para el cabildo. Desde arriba, todo parecía una enorme marea de color verde y blanco y desde abajo las camisetas gritaban consignas a favor de la autonomía y ninguna pedía independencia.
Al caer la tarde, cuando el dirigente cívico Germán Antelo comenzó a hablar, todo alrededor de la rotonda estaba cubierto de gente que bailaba y coreaba consignas contra Evo. Al final, los organizadores calcularon más de un millón de personas, mientras que el gobierno calculó sólo 100.000.
En el resto de la media luna –apodo de las regiones autonomistas– también hubo manifestaciones masivas. Se reportaron 70.000 personas en Tarija, 80.000 en Beni y 15.000 en Pando.
Al final, los cuatro discursos confluyeron hacia el mismo punto. Exigieron al gobierno que instruyera a los asambleístas del partido oficialista que acepten un sistema de votación de dos tercios para todas las etapas de aprobación del texto constitucional y plantearon los términos mínimos de la autonomía: atribuciones compartidas con el gobierno sobre la gestión de recursos renovables, biodiversidad y tierra y territorio.
Desde La Paz, Morales alabó que no se hubiera hablado de separatismo y aseguró que no tienen nada que negociar con él, sino con la Asamblea Constituyente. Sus allegados consideran que de aquí en adelante sucederá lo de otras crisis: Bolivia siempre llega al filo del precipicio, para darse la vuelta y volver sobre sus pasos.
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