De uniforme militar, Hugo Chávez anunció el jueves pasado –y lo ratificó ayer– que no renovará la licencia de uno de los canales privados más antiguos de Venezuela, Radio Caracas de Televisión (RCTV). El combate contra las corporaciones de la información es parte de lo que el mandatario ha definido como la “batalla de las ideas” en el camino hacia su proyecto de “socialismo del siglo XXI”. “No habrá nueva concesión para ese canal golpista (...). No se va a tolerar aquí ningún medio de comunicación que esté contra el pueblo, contra la nación, contra la independencia nacional, contra la dignidad de la república, Venezuela se respeta.”

La iniciativa presidencial cosechó críticas dentro y fuera del país. Para Marcel Granier, titular de RCTV y ex aspirante a la candidatura presidencial por la oposición, no cabía esperar otra cosa de un “régimen populista y autoritario” que emula a los modelos de “(Fidel) Castro, (Juan Domingo) Perón, (Benito) Mussolini y (Adolfo) Hitler”. Desde Miami la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en representación de los propietarios de medios, definió la medida como un “nuevo atropello a la libertad de prensa y de expresión; es simplemente una medida de represalia contra una voz crítica que le estorba (a Chávez)”.

El doctor en ciencias de la comunicación Adrián Ramos Padilla celebra que la polémica sobre el “poder mediático” trascienda los claustros universitarios y llegue a la sociedad. “Después del golpe de Estado (abril 2002) defendido por la televisión privada, la gente perdió la inocencia. Hasta las personas más simples dicen ‘esa noticia viene de un canal escuálido (opositor)’, ‘no la lleves en serio, quieren perjudicar al gobierno’.” En esta entrevista Ramos Padilla propone salir de “los límites de la discusión entre libertad de prensa y censura, y analizar las complejidades del tema”.

–¿Como cuáles?

–Primero, en Venezuela están ocurriendo cambios inéditos en la política y en la cultura. Los medios no pueden ser indiferentes a ese clima de transformación, y la sociedad comienza a preguntarse a quién otorgarle el espectro radioeléctrico, que es un espacio público. La licencia de RCTV vence en marzo de 2007, una oportunidad para revisar la conducta del canal, ver si cumplió con su trabajo con responsabilidad social.

–La ONG Reporteros sin Fronteras denunció una amenaza a la pluralidad.

–Yo diría lo contrario. Actualmente hay cuatro canales privados de gran poder, que expresan sin restricciones sus posiciones y sus intereses, por qué no darles la licencia de uno de ellos a organizaciones públicas, no estatales. Eso es ampliar la diversidad. Debemos partir de que la pluralidad exige diversidad de actores y la televisión privada, con la crisis de los partidos tradicionales ha cumplido el rol de un partido político, yo diría que se ha comportado como el partido del poder económico.

–El gobierno impulsa la recolección de 1,6 millón de firmas para convocar a un referéndum sobre la revisión todas las concesiones. ¿Qué opina si la oposición, que obtuvo 4 millones de votos, hace lo propio para cuestionar a los medios estatales?

–Que todo lo que favorezca este debate, que es inédito en América latina, es positivo.