Miércoles, 3 de enero de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › EN MORENO, JUECES Y FISCALES DEPENDEN DE OTRO DISTRITO
Por Horacio Cecchi
Las Catonas pertenece al partido de Moreno. Como tal, sus habitantes están condenados de antemano: tienen que recorrer 75 kilómetros de ida hasta Mercedes y 75 de vuelta para alcanzar a la justicia, que es remolona para alcanzarlos a ellos. Hasta fines del año pasado, seis fiscales mercedinos se subían a una combi en la que entraban con sus exiguos empleados y eran trasladados hasta la vieja casona que ocupaba el único juzgado de paz de Moreno. Ida y vuelta cada día. Los expedientes debían viajar, de todos modos, hasta Mercedes porque los juzgados de garantía seguían con asiento en la cabecera. El 29 de noviembre pasado, el Senado bonaerense le dio a Moreno jerarquía de cabecera judicial e independizó a su medio millón de habitantes de la Justicia de Mercedes, que apenas tiene 70 mil habitantes pero donde sobran billetes. Pero la independencia deberá esperar, porque para que la Justicia morenense sea realidad hace falta designar jueces, fiscales y empleados propios, disponer presupuestos, insumos y sueldos. Suponen que, con decisión política, la Justicia en Moreno podrá empezar a funcionar en un año. De cualquier forma, para un año falta mucho, Las Catonas está demasiado lejos y sigue administrando justicia por su propia cuenta.
Durante el año pasado, Moreno fue escenario de dos casos de justicia por mano propia. Primero, el secuestro de Lucas Ivarrola, un chico del barrio La Perlita, al que tres hermanos de apellido Romero acusaban de haberles robado un televisor. Ivarrola fue asesinado de tres balazos, uno de ellos en la nuca, y luego calcinado en un descampado. Los familiares, en respuesta, le prendieron fuego a la casa de los Romero.
Tres años antes, los vecinos incendiaron el aguantadero de los Vargas, una familia dedicada a desarmar autos con anuencia de la comisaría de Las Catonas. La última noche del año pasado, lejos del aguantadero incendiado, pero en Las Catonas, Carlos Da Silva –ayudado por un grupo de vecinos, según testigos– mató a golpes y cascotazos al taxista Mario Orozco, quien segundos antes había arrollado a su mujer y aplastado a su bebé de ocho meses (ver nota principal). En Las Catonas, como en la mayor parte del inmenso Moreno, la Justicia es eficiente pero no es justicia y la ley está escrita pero está vacía. El 31 de diciembre pasado la tragedia no esperó y arrasó a Sandra Queiroles y a su bebé, y Da Silva y los vecinos prefirieron no esperar un año a que llegara la justicia.
“El cambio que hubo es que se aprobó la ley de autonomía judicial de Moreno, pero todo lo que creó ahora hay que armarlo, destinarle presupuesto, convocar jueces y fiscales –dijo a Página/12 Eduardo Sreider, ex presidente de la Asociación de Abogados de Moreno–. Todo depende de la voluntad política. Si destinan presupuesto y recursos, en un año puede estar listo, pero todo parece que habrá que esperar un par de años para tener justicia propia.” El 14 de diciembre, el gobierno bonaerense inauguró con toda pompa un edificio para la fiscalía. Por el momento los fiscales, que siguen siendo de Mercedes, deberán esperar porque está en arreglo y seguirán desbordados de expedientes en la vieja casona, al lado de los bomberos.
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