El Vaticano suspendió “a divinis” (de lo divino) al obispo de Paraguay Fernando Lugo, quien renunció a su cargo para presentarse como candidato a la presidencia de Paraguay, informó ayer la Nunciatura Apostólica en Asunción. La Constitución prohíbe a “ministros de cualquier religión o culto” ser presidente de Paraguay, pero los asesores jurídicos de Lugo consideraron que con su sola renuncia el camino estaba allanado para las leyes paraguayas. Sin embargo, la Nunciatura Apostólica dio a conocer el texto del decreto de suspensión que incluye además la prohibición de ejercer toda función y derechos inherentes a su oficio episcopal. Pero al mismo tiempo expresa que “con esta sanción penal usted permanece en el estado clerical y continúa estando obligado a los deberes a él inherentes, aunque suspendido en el ejercicio del ministerio sagrado”. “Esto va a modificar el escenario político con miras a las elecciones de 2008, a partir de ahora”, señaló un precandidato opositor aspirante a la presidencia que prefirió el anonimato. Hasta hoy, las encuestas ubican a Lugo al frente de la preferencia de los electores, por sobre el actual presidente, Nicanor Duarte Frutos, y el ex general golpista Lino Oviedo, actualmente en la cárcel. La misma fuente opinó que la decisión del Vaticano dará al gobernante Partido Colorado la excusa perfecta para intentar impugnar la candidatura de Lugo, más aún conociendo la “docilidad de la Justicia a los deseos de los gobernantes”, dijo, como quedó demostrado en otros casos políticos. Sin embargo, no se descarta que al mismo tiempo constituya un motivo para que el coloradismo negocie con los seguidores del obispo y otros opositores para que prospere la iniciativa de una reforma constitucional que obvie el impedimento.