Miércoles, 7 de febrero de 2007 | Hoy
Un video difundido por el diario The Sun revela que dos pilotos dispararon por error a un convoy británico en Irak. El Pentágono entregará la cinta a los tribunales ingleses.
Los británicos se sorprendieron ayer al ver un video en el que dos pilotos estadounidenses atacaban por error a un convoy de tanques británicos, sólo una semana después de la invasión de 2003. La filmación, que el Pentágono dispuso como clasificada, fue difundida por el diario británico The Sun. El Ministerio de Defensa inglés reconoció que ya la había visto pero que no podía presentarla a la Justicia porque era propiedad del gobierno de Estados Unidos. Recién con la publicación del video, y de la supuesta conversación que mantuvieron los dos pilotos estadounidenses antes y durante el ataque, el Pentágono aceptó entregarla directamente a los tribunales británicos, que están investigando la muerte de Matty Hull, el sargento mayor inglés de 25 años que falleció en aquel incidente. Por otra parte, el gobierno de Tony Blair prefirió centrar su atención en la nueva carta-bomba que estalló en una oficina en el centro del condado de Berkshire, en el sur de Inglaterra. La explosión, la segunda en los últimos dos días, dejó dos heridos leves.
El video comienza con un panorama del cielo. Poco a poco la cámara –colocada en la parte inferior de un avión estadounidense– empieza a enfocar el suelo y a un convoy de tanques que se dirigían a Basora, en el sur del país. Los techos de los tanques tenían lonas naranjas, una señal distintiva de las fuerzas de la coalición. En un principio los pilotos dudaron, pero un controlador aéreo les aseguró que tenían la zona libre de “amigos”. Empezaron a disparar. De repente, se escuchó otro controlador aéreo que les advertía que habían detectado tropas aliadas en la zona. Los pilotos se pusieron nerviosos y preguntaron si había habido alguna baja entre las tropas aliadas que estaban en el terreno. Un muerto y un herido, les contestaron. “Voy a vomitar”, aseguró uno, sollozando. “¡Maldita sea, acabaremos en la cárcel!”, exclamó el otro.
Según el diario sensacionalista The Sun, los dos pilotos serían reservistas, sin ninguna experiencia en combate. No fueron identificados, pero el matutino británico estimó que se trataba de un teniente coronel y un mayor. Para The Sun, más allá del error del controlador aéreo, los pilotos debieron haber dado los datos precisos del objetivo y esperar la autorización. Los aviones caza A-10 estaban allí para debilitar la artillería y los lanza- cohetes iraquíes, facilitando así el avance de las tropas británica al sur.
Esto sucedió a fines de marzo de 2003. Desde ese momento, la Justicia británica intenta investigar lo que sucedió. El Ministerio de Defensa había negado la existencia del video, pero la semana pasada el fiscal a cargo del caso, Andrew Walker, recibió misteriosamente la cinta. Intentó conseguir la autorización del Pentágono para utilizarla como prueba pero éste se negó y, el viernes pasado, tuvo que aplazar la audiencia del caso por falta de pruebas.
La familia del sargento mayor Hull celebró la difusión del video. La viuda sostuvo que era una prueba central para descubrir qué había pasado con su esposo. “Debía ser mostrada”, aseguró. Para el ministro de Defensa británico, Des Browne, la desclasificación del video era una obligación que tenían. “Hacer pública una información clasificada, incluso si lo hace uno de nuestros aliados más cercanos, nunca es sencillo, pero es lo que hay que hacer”, señaló Browne.
La publicación del video y de la conversación entre los dos pilotos estadounidenses llegó el mismo día en que el número de soldados británicos muertos en Irak alcanzaba los cien. Tanto la cinta como la simbólica cifra de bajas reavivaron el descontento de gran parte de la sociedad británica respecto de Irak y del manejo estadounidense en ese conflicto.
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