EL MUNDO › BUSH Y O’NEILL INSISTEN EN QUE TODO SIGUE BIEN

Cuando Wall Street dice no

Después del rebote técnico del miércoles, la Bolsa volvió a caer ante nuevos rumores y datos económicos decepcionantes.

La administración Bush insistió ayer en pregonar la solidez económica, mientras el mundo de las finanzas le mostraba, como lo viene haciendo el último tiempo, que la tendencia a invertir en la Bolsa neoyorquina sigue a la baja y que los ambiguos registros de consumo de los estadounidenses están en estrecha relación con la desconfianza. El mercado financiero se enfocó ayer en el número uno de la comunicación AOL-Time Warner Inc. que perdió 15,4 por ciento a 9,64 dólares, después de que reconociera que iba a ser investigada por la Comisión de Valores norteamericana (SEC en inglés). Los resultados fueron a la baja en todos los registros: el promedio industrial Dow Jones de Wall Street terminó con una ligera caída de 0,06 por ciento a 8186,31 puntos, el índice electrónico Nasdaq se desplomó un 3,89 por ciento a 1240,09 puntos, y el índice Standard & Poor’s 500 perdió 0,56 por ciento a 838,68 puntos. Se trata de una hemorragia de la confianza, en medio de la cual el Congreso de Estados Unidos aprobó también ayer el proyecto de ley para incrementar el control de la contabilidad de las compañías.
Además de AOL-Time Warner, la SEC anunció la investigación de Citigroup y J. P. Morgan-Chase por presuntas irregularidades contables; por eso los valores de estos bancos también declinaron: J. P. Morgan-Chase perdió el 4,1 y Citigroup el 0,2 por ciento; entre una baja generalizada de Wall Street que contrastó con la jornada del día anterior, que retrospectivamente parece haber sido sólo un rebote técnico de las cuatro caídas consecutivas de que venía previamente el mercado. También trascendió que el Departamento de Justicia y la SEC estaban considerando la posibilidad de acusar de fraude a los principales ejecutivos de la derrumbada compañía de telecomunicaciones WorldCom, como hicieron anteayer con los dueños de Adelphia, otra compañía en bancarrota, esta vez en el negocio de la televisión por cable. El objetivo de estas medidas bien publicitadas es tratar de reconquistar la confianza declinante en las autoridades de vigilancia bursátil. Con el propósito de contrarrestar el clima cada vez más volátil, el Senado estadounidense aprobó ayer por unanimidad un proyecto de ley que reforma las reglas de contabilidad de las empresas y que había sido aprobado horas antes en la Cámara de Representantes. La ley, que ahora deberá ser firmada por el presidente George W. Bush, busca recuperar la confianza de los inversores en los mercados sacudidos por una serie de escándalos financieros. La reforma aumentará el control sobre las auditorías, endurecerá los castigos para los ejecutivos corruptos y aumentará la responsabilidad de los altos funcionarios ejecutivos en los estados de cuenta financieros.
El sombrío panorama prevaleciente no impidió que el secretario del Tesoro Paul O’Neill volviera a decir que la economía de Estados Unidos “está en expansión y crecerá aún mejor” hasta el fin del año, en que dijo que acumularía un incremento del 3,5 por ciento. “Con el tiempo los mercados financieros volverán a concentrase de nuevo en los parámetros económicos fundamentales”, dijo O’Neill, para detallar que el crecimiento continúa, estimulado por las bajas tasas de interés y la reducción de impuestos. Ante la Asociación Estadounidense de la Industria Manufacturera, el secretario del Tesoro señaló además que los procesos de reducción de los stocks de las empresas había “prácticamente terminado”, agregando que la producción industrial había avanzado 5,8 por ciento en su ritmo anual al primer trimestre. La economía “se mantiene sólida y nuestra recuperación está bien fundamentada”, insistió a su vez Bush.
O’Neill citó la firmeza de las ventas de autos, al por menor y a los hogares, además de los signos de relanzamiento de las inversiones de empresas en el segundo trimestre tras un largo período de contracción. Cierto es que, según el Departamento de Comercio norteamericano, la venta de casas nuevas creció un 0,5 por ciento en junio, pero debido a que se tendió a renunciar a la inversión en acciones de la Bolsa. Además, la venta de casas usadas descendió el 11,7 por ciento, que es la mayor caída desde 1995, según informó la Asociación de Agentes de la Propiedad. Estosresultados decepcionantes, junto a AOL-Time Warner, hicieron caer a la Bolsa.

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Los operadores no se tragan la píldora rosada de Bush.
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