EL MUNDO
Una pedrada de Gibraltar contra Aznar y Tony Blair
El peñón se prepara para un referéndum sobre las propuestas británicas de una soberanía compartida entre Londres y Madrid, que los gibraltareños rechazan. Es un golpe contra la alianza angloespañola.
Por Nicholas Watt y Giles Tremlet*
Desde Londres y Madrid
Gibraltar lanzó anoche un ataque preventivo contra Gran Bretaña y España al invitar a sus 20.000 votantes a destruir los planes para una soberanía conjunta en un rápido referéndum. Enojados por la “traición” de Gran Bretaña al Peñón, el primer ministro de la colonia dijo que en octubre tendría lugar un referéndum sobre su futuro. La propuesta hecha por Peter Caruana llegó después de que Gran Bretaña ofreciera una significativa concesión a Madrid al declarar que las fuerzas españolas tendrían acceso a la base militar en Gibraltar. En una entrevista con el diario español El País, el ministro británico de Asuntos Europeos Peter Hain dijo que la base sería transferida a la OTAN para que las fuerzas españolas también pudieran utilizarla.
Hain intentó evitar que Gibraltar lleve a cabo su referéndum diciendo que tanto Londres como Madrid no reconocerían esa votación. Pero Caruana, en un discurso en vivo transmitido por televisión anoche, anunció que iba a pedir que observadores internacionales monitorearan el referéndum. Denunciando la reciente propuesta de Gran Bretaña de compartir la soberanía de Gibraltar con España como una “traición”, Caruana dijo que el referéndum dejaría en claro que los gibraltareños se oponían a cualquier cambio de su status británico. “No podemos arriesgarnos a que crean que hemos aceptado su declaración –advirtió–. Si lo hacemos, el terreno político concedido será consolidado irremediablemente y para siempre. Cualquier intento de negar (nuestro referéndum) carecerá de credibilidad democrática y política.”
Un rechazo abrumador al plan angloespañol para compartir la soberanía asestaría un golpe devastador a las negociaciones en marcha. Aunque ambos lados han dicho que no reconocerían un referéndum unilateral, Gran Bretaña siempre ha dicho que Gibraltar tendría que aprobar el trato final. Cuando Hain declaró ayer lo de la base, lo que estaba haciendo era mostrar la determinación de Gran Bretaña a seguir adelante con las negociaciones anglo-españolas. “Por supuesto que se convertirá en una base de la OTAN, una base digna de la OTAN y los socios de la OTAN, incluida España, tendrán acceso a esa base en una forma que no ha sido posible hasta ahora”, dijo Hain en una entrevista al diario El País.
Sus observaciones, que fueron recibidas por Madrid como señal de “buena voluntad”, fueron vistas como un significativo gesto de Gran Bretaña, que quiere insuflar nueva vida a las conversaciones. Las negociaciones tambalearon a comienzos de este mes, cuando el canciller de Gran Bretaña Jack Straw anunció que las diferencias sobre la base militar estaban impidiendo el progreso en las conversaciones. Mientras los políticos conservadores de la oposición en Gran Bretaña condenaban la intervención de Hain como una “traición deshonrosa”, el gobierno de Gran Bretaña trató de restarle importancia al significado de su observación. Tony Blair, en su conferencia de prensa mensual ayer, dijo que Gran Bretaña no había cambiado su posición. “No creo que hayamos cambiado de parecer en absoluto -dijo el primer ministro-. Sigue bajo control británico. Si es para propósitos de la OTAN o para cualquier otro propósito, es sólo con el consentimiento británico y la soberanía británica”.
España se ha convertido en un aliado clave de Gran Bretaña dentro del continente en temas como la inmigración, donde ambos países lideraron el endurecimiento de las reglas de entrada de en la cumbre de la Unión Europea que se desarrolló en Sevilla en julio. Recientemente, los problemas poscoloniales estuvieron de vuelta sobre la mesa en España, cuando Marruecos ocupó el deshabitado islote de Perejil que se encuentra a 200 metros de sus costas. España, que considera a Perejil parte de su territorio, lo reocupó militarmente a los pocos días. Finalmente, bajo mediación de Estados Unidos, los dos países acordaron volver al statu quo anterior y se comprometieron a no enviar fuerzas militares ni plantar susbanderas en el lugar, solamente uno de media docena de litigios entre España y Marruecos.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.