Domingo, 29 de abril de 2007 | Hoy
EL MUNDO › HUBO VEINTICUATRO MUERTOS Y UN MINISTRO HERIDO
La violencia alcanzó esta vez al gobierno paquistaní. Un atacante suicida se hizo estallar ayer durante un mitin del ministro del Interior, Aftab Sherpao, en el noroeste del país. El atentado dejó 24 personas muertas y otras 45 heridas, incluyendo al ministro. En el momento de la explosión, Sherpao había tomado la palabra frente a unas 400 personas que se habían reunido en la ciudad de Charsada, fronteriza con Afganistán.
El portavoz del Ministerio del Interior, el general Javed Cheema, precisó que cinco policías habían intentado detener al atacante suicida. Todos ellos murieron. Los testigos relataron que vieron a un hombre corriendo hacia el estrado segundos antes de la explosión. Las emisoras de televisión paquistaníes mostraron imágenes del ministro, que aunque estaba visiblemente impactado por la explosión y con manchas de sangre en la ropa, pudo irse al hospital caminando. Según los funcionarios de su oficina, fue atendido en un hospital de Charsada y después regresó a su casa.
Sherpao es un fiel aliado del presidente Pervez Musharraf y una de las caras visibles de la lucha antiterrorista en el país. Por eso, pocos dudaban ayer en Pakistán que el atentado estuviera provocado por el rechazo popular que genera la alianza entre el gobierno de Musharraf y el de su par estadounidense George Bush. Después del atentado contra las Torres Gemelas en 2001, Pakistán se convirtió en uno de los amigos privilegiados de Washington en la región a cambio, claro está, de apoyar su guerra contra el terrorismo contra gran parte de sus vecinos. Esto generó que el sentimiento antiestadounidense que existía en la población se convirtiera también en un rechazo al gobierno local.
Musharraf se encontraba en Bosnia en el momento del atentado. Estaba visitando la simbólica ciudad de Srebrenica para recordar a los ocho mil musulmanes que murieron en julio de 1995 a manos de las fuerzas serbobosnias, poco antes del final de la guerra. Musharraf estaba en medio de una gira, que hoy lo llevaría a Turquía en donde se reuniría con su par afgano, Hamid Karzai.
No es casual que el atentado de ayer se realizara horas antes de este encuentro. Como tampoco lo es que el mitin del gobierno fuera en la ciudad de Charsada. En el último año, cientos de afganos cruzaron la frontera intentando escapar de los combates entre los insurgentes y las fuerzas de ocupación de la OTAN. Las fuerzas paquistaníes intentan controlar la presencia de islamistas del antiguo régimen de los talibanes y de la red terrorista Al Qaida.
En lo que va del año, Pakistán fue golpeado por media docena de ataques suicidas que dejaron unos 50 muertos. La mayoría de los atentados se dio en la zona fronteriza con Afganistán, que también fue objeto de varios ataques de las fuerzas estadounidenses. Según Washington, allí se esconderían varios de los principales dirigentes de Al Qaida.
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