Las relaciones diplomáticas entre Perú y Chile se han tensado en los últimos días debido a una disputa limítrofe sobre 37,900 kilómetros cuadrados de mar y una zona terrestre de 64 kilómetros cuadrados. Ambas cancillerías han intercambiado duros comunicados y los cancilleres José Antonio García Belaúnde, de Perú, y Alejandro Foxley, de Chile, no han ahorrado cuestionamientos mutuos en declaraciones a la prensa. Este ambiente de tensión diplomática se trasladó ayer a las calles cuando en la sureña ciudad peruana de Tacna, en la frontera con Chile, un grupo de manifestantes, unos 200 según versiones de la prensa local, quemaron dos ofrendas florales que el embajador chileno en el Perú, Cristian Barros, había colocado en un monumento a los héroes peruanos de la Guerra del Pacífico, que en 1879 enfrentó a ambos países. Luego de esa guerra, en la que Perú perdió territorio a manos de Chile, Tacna quedó durante 50 años bajo ocupación chilena y es en esa ciudad donde se siente con mayor fuerza el recuerdo de esa guerra y donde la población es especialmente susceptible a las relaciones con Chile.

El enfrentamiento entre ambos países escaló luego de que Chile protestó por la inscripción que hiciera el Perú ante la ONU de la Ley de Bases de Dominio Marítimo, en la que establece como límite fronterizo en el mar una línea equidistante al ángulo que forman las costas de Perú y Chile, país que reconoce como línea fronteriza una línea perpendicular a su costa, la que deja en poder de Chile 37,900 kilómetros cuadrados de mar que Perú reclama como suyos. La protesta chilena originó una réplica de la Cancillería peruana y ésta, a su vez, una nueva protesta chilena. En cada comunicado, y en cada declaración de los cancilleres, el tono fue subiendo. La Cancillería peruana acusó a Chile de desconocer, en su nota de protesta, la frontera terrestre establecida en el Tratado de Límites de 1929, dejando del lado chileno una zona de 64 kilómetros cuadrados de territorio que el Perú considera suyo en virtud de ese tratado. De esta manera, a la controversia por la frontera marítima se ha sumado ahora la disputa por una franja territorial.

“Chile pretende crear una confusión (entre los límites terrestre y marítimo) para avalar su pretensión sobre el límite marítimo. Están haciendo piruetas legales en función de su aspiración. Su postura no resiste el menor análisis”, declaró el canciller peruano a la prensa local. García Belaúnde reveló que había enviado una nota de protesta a la Cancillería chilena expresando el rechazo “enérgico” del Perú a la postura chilena, la que calificó de “inaceptable”. Esto originó un gran malestar en Santiago. “Las polémicas por la prensa sobre estos asuntos es inconducente”, señaló Foxley, quien insistió que para Chile “no existen asuntos limítrofes con Perú”. De esta manera, la Cancillería chilena cerró la puerta a cualquier diálogo sobre la delimitación marítima. Para Chile, el límite marítimo entre ambos países quedó establecido en dos acuerdos, firmados en 1952 y 1954. Pero para el Perú esos acuerdos son de carácter solamente pesquero y no tienen el valor de un tratado de límites. Lima insiste en que la frontera marítima está pendiente de trazarse y ha anunciado que si Chile se niega a negociar acudirá al Tribunal Internacional de La Haya. Ambos reconocen el Tratado de Límites de 1929, que estableció la frontera terrestre, pero la controversia de los últimos días ha dejado claro que cada uno tiene una interpretación distinta de la línea fronteriza establecida por ese tratado.

Ante este enfrentamiento diplomático y los hechos violentos ocurridos en la frontera con Chile, el presidente Alan García pidió serenidad y calificó como exageradas las versiones que afirman que ambos país pueden estar al borde de un conflicto. “No puede hacerse un escándalo por cada argumento que se presenta, porque pareciera que estamos a punto de bombardearnos”, señaló el presidente peruano. García reveló que espera conversar hoy en la ciudad boliviana de Tarija con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Ambos presidentes estarán en Bolivia para asistir a la cumbre de presidentes de la Comunidad Andina. Cuando asumió el gobierno en julio de 2006, García se propuso como una de sus tareas principales mejorar la relación con Chile. Con la estrategia de tratar “por cuerdas separadas” el diferendo limítrofe y las relaciones comerciales, ha logrado importantes avances en un acercamiento comercial con Santiago. Sin embargo, la realidad ha colocado al diferendo limítrofe en primer plano.