Miércoles, 20 de junio de 2007 | Hoy
Un atacante suicida se inmoló en una concurrida mezquita chiíta en el centro de Bagdad y desató una ofensiva del ejército estadounidense contra células de Al Qaida.
Unas 75 personas murieron ayer cuando un coche bomba explotó frente a una mezquita chiíta en el centro de Bagdad, después de un período de relativa calma. La explosión, que también dejó más de 200 heridos, ocurrió pasadas las dos de la tarde en el concurrido barrio de Bab Sharji y destrozó una de las paredes del templo. Simultáneamente tropas estadounidenses e iraquíes iniciaron una ofensiva masiva contra células de la red Al Qaida en Diyala, al norte de esta ciudad.
Después del mediodía, un camión atiborrado de explosivos explotó en un estacionamiento cercano a la mezquita Al Jalani, en el céntrico barrio de Bab Sharji. La mezquita resultó muy dañada por el hundimiento de varias paredes, así como de algunos edificios vecinos. La explosión fue tan poderosa que sacudió las ventanas del centro de la ciudad y dejó un cráter de tres metros de profundidad y seis de diámetro. Varios ciudadanos ayudaron a los servicios de socorro para evacuar a los heridos.
El hecho ocurrió dos días después de que el gobierno iraquí levantara el toque de queda que impuso el jueves, luego de que la mezquita de Samarra –la más venerada por los chiítas– fuera atacada. Desde ese momento, al menos quince templos fueron atacados con explosivos a lo largo de todo el país; en febrero del año pasado, una explosión en la mezquita de Samarra, que destrozó su cúpula dorada, desencadenó la violencia sectaria que reina en el país. El primer ministro, Nuri al Maliki, chiíta, atribuyó el atentado a los “takfiri”, los extremistas sunnitas, a quienes acusó de “crear las luchas sectarias”. “¡Fueron los mismos que cometieron el atentado de Samarra!”, clamaba un grupo de mujeres junto a la mezquita bagdadí.
A pesar del toque de queda decretado el jueves, varias mezquitas sunnitas del sur fueron blanco de ataques al parecer en represalia por ese atentado. Desde hace unas semanas, se vive un período de calma relativa en Bagdad, donde el ejército estadounidense desplegó progresivamente refuerzos desde la puesta en marcha de su plan especial el pasado febrero. Unos 85.000 soldados estadounidenses e iraquíes vigilan ahora la ciudad.
En la provincia de Diyala fue lanzada al alba una importante ofensiva militar, bautizada “Arrowhead Ripper”. El objetivo, según el ejército estadounidense, será desarmar a Al Qaida en su plaza fuerte de Baquba.
“Unos 10.000 soldados, con el apoyo de helicópteros de combate y blindados”, participan en esta operación, precisó la misma fuente, que añadió que 22 presuntos insurgentes y seis soldados kurdos en las filas del ejército iraquí fueron abatidos desde helicópteros de combate y por tropas de tierra en la ciudad de Bakuba y sus alrededores. Por su parte, el coronel iraquí Nagib al Salahi dijo que sus hombres mataron a once “terroristas” y detuvieron a otros doce. Además, en el norte de Irak, en la provincia autónoma de Kurdistán, un comando armado tomó por asalto anoche a varios militares kurdos que viajaban a Bagdad y asesinó a cinco de ellos.
Diyala, un Irak en miniatura donde conviven con dificultad sunnitas, chiítas y kurdos, se ha convertido en un bastión de la insurgencia y de combatientes del grupo Al Qaida en Irak desde que Estados Unidos concentrara, hace varios meses, sus tropas en Bagdad para mejorar sustancialmente la situación de seguridad en la capital, objetivo que no ha dado buenos resultados hasta ahora. Además, la rama iraquí de Al Qaida golpea con frecuencia y los soldados estadounidenses acumulan cada vez más bajas en la zona. Por otra parte, los enfrentamientos entre las fuerzas iraquíes y el ejército del Mahdi del jefe radical chiíta Moqtada Sadr continuaron la pasada madrugada en el sur, con un balance de 30 muertos y 90 heridos. Un vocero de la milicia autónoma de los Peshmerga, de la que provienen la gran mayoría de los militares kurdos que integran el ejército iraquí, indicó además que 15 soldados resultaron heridos en el ataque lanzado en la ciudad de Tuz Khurmato,
Por su parte ayer, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) denunció que durante el año pasado al menos un millón y medio de personas huyeron de Irak. Según esta dependencia de ONU, el aumento de refugiados es el mayor de los últimos años, y –obviamente– es producto de la violencia.
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