EL MUNDO
El corazón de oro (negro) de la monarquía saudita
Por primera vez, familiares de las víctimas del 11 de setiembre apuntan a Arabia Saudita como fuente del terror.
Por Julian Borger
Desde Washington
Miembros de la familia real saudita fueron demandados ayer por supuesto financiamiento de los ataques terroristas del 11 de setiembre en EE.UU., en un juicio de un billón de dólares entablado por un grupo internacional de familiares de las víctimas. Tres príncipes sauditas se encuentran entre más de 70 acusados que incluyen varios bancos sauditas e instituciones islámicas, así como el gobierno de Sudán y el Grupo Saudita Bin Laden, una empresa constructora dirigida por la familia de Osama bin Laden.
El juicio apunta a quebrar económicamente a la gente y las organizaciones que se cree que asistieron financieramente a la organización Al-Qaida y está modelado en base al juicio contra Libia por la bomba en el vuelo 103 de Pan Am sobre Lockerbie en 1988. El juicio de 258 páginas y 15 acusaciones fue entablado electrónicamente ayer en Alexandria, un suburbio de Washington cerca del Pentágono donde están en marcha otros casos relacionados con éste. Es probable que represente otra irritación significativa en las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita en un momento en que la línea dura dentro de la administración Bush está abogando dejar de considerar al reino como un aliado.
“Ese reino patrocina al terrorismo –dijo Ron Motley, el principal abogado de las familias de las víctimas–. Este es un grupo de gente insidiosa”. Otro abogado de las familias, Allan Gerson, que también estuvo involucrado en el caso Lockerbie, dijo: “Estamos tratando de exponer el grado, la profundidad, la orquestación, el apoyo financiero que las organizaciones terroristas han recibido, quizás durante una década, por parte de intereses sauditas”. Los tres príncipes nombrados eran Turki al Faisal al-Saud, Mohammed al Faisal al-Saud, y Sultán bin Abdul Aziz alSaud. El banco Faisal Islámico y el Banco Nacional Comercial también fueron nombrados.
Motley está representando a más de 600 miembros de familias de EE.UU., Argentina, Canadá, Francia, Paraguay y Sudáfrica que han formado un grupo llamado Familias Unidas para Quebrar Financieramente al Terrorismo. Algunos parientes de las víctimas dijeron ayer que estaban motivados por el deseo de invalidar las redes financieras que sostienen al terrorismo. “No es el dinero. Queremos hacer algo para atrapar a esta gente –dijo Irene Spina, la madre de una de las víctimas del World Trade Canter–. No hay otro cosa que podamos hacer.”
La embajada saudita en Washington no respondió a los llamados ayer, pero el canciller del reino, príncipe Saud al-Faisal, dijo la semana pasada que la alianza de 70 años entre Estados Unidos y Arabia Saudita era tan sólida ahora como antes de los ataques terroristas del 11 de setiembre. Agregó que Bin Laden eligió 15 ciudadanos sauditas entre los 19 secuestradores del 11 de setiembre, para poner una cuña entre Estados Unidos y Arabia Saudita. Públicamente, los funcionarios de la administración Bush dicen que están satisfechos con la ayuda que recibieron de Riad para rastrear a los terroristas y sus redes financieras, pero hubo quejas privadas en el sentido de que los sauditas habrían demorado todo lo que pudieron.
Matt Sellitto, cuyo hijo de 23 años murió en el ataque del World Trade Center, dijo: “Si las probabilidades están en contra nuestra, las venceremos. Seguiremos esta acción hasta que se haga justicia y el terrorismo desaparezca”. Gerson dijo que más miembros de familias se podían unir al caso todavía, añadiendo: “Esperamos llegar pronto a los 1000”.