Jueves, 22 de noviembre de 2007 | Hoy
La crisis de los discos extraviados con información de 25 millones de personas pone en duda el prestigio del primer ministro laborista. En los últimos meses ha habido otros extravíos de datos personales de miles de contribuyentes.
Por Walter Oppenheimer *
desde Londres
Gordon Brown se deshizo ayer en disculpas por la pérdida de los datos informáticos de 25 millones de británicos. El primer ministro británico optó por la humildad en los Comunes porque no se trata de un simple error, sino un desastre que amenaza con hacer trizas su principal activo político: su fama de gestor competente. Los últimos desastres del gobierno laborista están devolviendo a la memoria el caótico final de los tories tras 18 años en el gobierno.
“Lamento profundamente y me disculpo por los inconvenientes causados”, declaró Brown en la sesión de control parlamentario de los miércoles, en la que su gobierno fue acusado por el Partido Conservador de “incapacidad”. La pérdida de dos discos informáticos de hacienda ha hecho que una de cada tres familias del Reino Unido viva ahora con la incertidumbre de que sus datos personales, desde sus nombres y los de sus hijos, dirección, número de la Seguridad Social y número de cuentas bancarias puedan caer en manos de extorsionadores. La policía dice que no tiene motivos para pensar que los discos hayan ido a manos de delincuentes. Pero parece que basa sus suposiciones sobre todo en el hecho de que los discos fueron extraviados hace un mes y hasta ahora no se ha detectado actividad delictiva en los millones de cuentas bancarias afectadas.
El ministro británico de Finanzas, Alistair Darling, también pidió disculpas “sin ninguna reserva”. “Es un error catastrófico”, afirmó Darling a la radiocadena británica BBC, agregando que sigue la búsqueda de los discos que fueron enviados de una oficina fiscal en Newcastle a otra de la autoría nacional en Londres, pero que nunca llegaron a destino.
Para Brown y el Partido Laborista se trata de una crisis política de enorme calado. La ideología suele predeterminar muchos votos en unas elecciones generales, pero son votos que rara vez cambian de manos: el que se siente ideológicamente de derecha es muy difícil que algún día vote a un laborista. Pero la eficacia, la competencia o incompetencia de un gobierno son un factor de enorme influencia en el voto flotante, clave en muchos comicios y desde luego en las próximas legislativas británicas, de incierto pronóstico. Gordon Brown, que padece una carencia crónica de carisma, ha basado siempre su prestigio en el aura de eficacia y competencia que ha destilado durante diez años al frente del Tesoro.
Pero ahora el prestigio del Tesoro está en cuestión. Sólo a lo largo del año pasado desaparecieron 41 ordenadores portátiles de funcionarios de hacienda. Y en los últimos meses ha habido otros extravíos de CD con datos de miles de datos de contribuyentes. También la crisis del banco Northern Rock desprestigió seriamente al Tesoro y provocó fricciones con el Banco de Inglaterra y la FSA, la autoridad reguladora de la city de Londres. El Home Office, en crisis desde hace ya varios años, vivió semanas atrás la humillación de tener que revisar drásticamente al alza las cifras de inmigrantes llegados en los últimos años, tan sólo días después de publicarlas. Y la investigación del caso De Menezes puso al descubierto las carencias de la Policía Metropolitana. La competencia del Partido Laborista y Gordon Brown como gestores del país empieza a estar en cuestión.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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