Al menos dos rehenes pasaron una tarde de perros en el cuartel general de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton, en la ciudad de Rochester, New Hampshire. Al mediodía, entró en el local partidario un hombre que le mostró a los tres empleados de la campaña un paquete que llevaba atado al pecho y que dijo era una bomba. Enseguida, el secuestrador liberó a una mujer y le indicó que avisara a la policía. Clinton estaba de gira y vio el show por televisión. La policía y sus negociadores no revelaron si el secuestrador había hecho alguna demanda concreta y si realmente portaba una bomba. Al caer la noche, el hombre se rindió sin violencia. No hubo heridos.