Polonia complica los planes de Estados Unidos para instalar el escudo antimisiles en el país ex comunista. En un giro de su política exterior, el primer ministro polaco, Donald Tusk, aseguró ayer que sólo aceptará en su territorio el proyecto militar norteamericano si a cambio Washington refuerza la seguridad de Polonia. Marcando distancia con la gestión anterior, el gobierno del liberal Tusk se reunirá con Rusia para tratar por primera vez la propuesta balística occidental, que el Kremlin rechaza abiertamente. Luego abordará la iniciativa militar con República Checa, donde EE.UU. prevé instalar un radar del escudo.

En momentos en que Polonia apunta a reducir sus tropas en Irak y aumentarlas en Afganistán, Tusk endureció su posición para negociar con Washington, que pretende instalar en Polonia diez misiles y su radar controlador en la República Checa, con el argumento de combatir a los países que considera una amenaza: Irán y Corea del Norte. “Nuestro acuerdo para ser parte del escudo balístico estadounidense sólo se producirá si se refuerza la seguridad de Polonia”, señaló el líder liberal. Para algunos analistas, la demanda de seguridad del premier polaco implicaría la entrega al ejército polaco de armamento militar norteamericano, especialmente aviones de combate de última generación.

Ayer, Tusk se mostró descontento con el resultado de las negociaciones mantenidas hasta ahora con la Casa Blanca. “Las conversaciones no han tenido en cuenta el riesgo que supone para los polacos aceptar la base de misiles estadounidense y eso es lo más importante para nosotros”, advirtió. Las palabras del líder político reforzaron las declaraciones que el fin de semana pasado hizo el canciller Radoslaw Sikorski desafiando a Washington. “No nos sentimos amenazados por Irán”, dijo. “Este es un proyecto estadounidense, no polaco”, añadió. Con esto, Polonia le deja más margen de maniobra al presidente ruso Vladimir Putin, quien se opone al escudo de EE.UU. por considerarlo una amenaza contra la seguridad de su país que podría disparar una nueva carrera armamentista.