Se vende: encantador yacht de 82 metros de eslora, con hospital propio y piletas de natación, mezquita, sistema de defensa antimisiles y un minisubmarino. Unico dueño. Ideal para un dictador paranoico o un empresario obscenamente rico que quiera mantener a su ex mujer acorralada. Una ganga por 24 millones de dólares. Hay un inconveniente. La venta del “Ocean Breeze”, antes el “Qadisiyah Saddam”, puede no ser un asunto simple. El yacht, amarrado ahora entre los barcos de otros millonarios en Niza en la Riviera francesa, perteneció una vez al difunto presidente iraquí Saddam Hussein.

Una oscura empresa basada en las islas Cayman está tratando de vender el palacio flotante de caoba y mármol en nombre de personas desconocidas. El empobrecido gobierno iraquí ha estado buscando incansablemente los ocultos billones de Saddam. Pero la venta del “Ocean Breeze” ha estado congelada por la ley francesa hasta que se establezca su pertenencia. El barco, construido en Dinamarca en 1981, tiene varios grandes livings con pantallas de TV gigantes y un dormitorio principal con baldaquino, nueve otros dormitorios dobles, cuatro de dos camas y 13 dormitorios individuales. La venta la hace un vendedor de yachts lujosos, Nigel Burgess, de Londres. Nada en el sitio web de la empresa de Burgess relaciona al “Ocean Breeze” con Saddam. No se menciona ni el sistema antimisiles ni la clínica totalmente equipada con un quirófano. Tampoco se menciona la mezquita ni las canillas de oro ni los interiores de caoba y mármol, ni las ventanas a prueba de balas y las varias piletas de natación y el sauna.

Durante los últimos 18 años se ha dicho que el yacht estaba en posesión, primero, de la familia real saudita y luego de la familia real jordana. Según las fuentes francesas, el supuesto dueño es una empresa fantasma, Sudley Limited, basada en Georgetown en el Gran Cayman. Según el gobierno iraquí, el verdadero dueño es el pueblo de Irak. “Como todo el resto de la fortuna de Saddam oculta en el exterior, queremos reclamar el barco para venderlo y devolver lo recaudado al gobierno iraquí”, dijo un funcionario iraquí.

Los movimientos precisos del “Ocean Breeze” desde la caída de Saddam y aun antes, son un misterio. No hay pruebas de que el dictador iraquí haya puesto un pie en sus cubiertas o dormido en la inmensa cama con baldaquino. El “Qadisiyah Saddam”, construido por el astillero danés Helsingor Vaerft, fue nombrado por la victoria árabe sobre los persas en el siglo VII. Debía ser el barco gemelo del otro yacht de Saddam, el “Al Mansur”, que fue destruido en el puerto de Basora por los bombardeos de Estados Unidos durante la invasión angloestadounidense de Irak en 2003.

En 1986, en medio de la guerra entre Irak e Irán, se cree que Saddam lo hizo llevar al puerto saudita de Jeddah, fuera del alcance de los bombarderos iraníes. No existen registros de que el barco haya sido usado en los siguientes 17 años. Permaneció en Jeddah con una tripulación griega de 12 miembros, navegando al “Piero” cerca de Atenas cada dos años para su mantenimiento.

MaOtre Ardavan Amir-Aslani, un abogado que actúa en nombre de las autoridades iraquíes, se niega a aceptar que el barco haya pertenecido a las familias reales sauditas o jordanas. “Estamos convencidos de que detrás de esta empresa en las islas Cayman hay miembros de la familia de Saddam Hussein”, dice MaOtre Amir-Aslani. “Tenemos prueba de que el yacht fue construido con dinero perteneciente al Estado iraquí, que es, por lo tanto, su legítimo dueño. Cualquiera que afirme que el barco le pertenece tiene que dar pruebas. ¿Dónde está el registro de venta? ¿Dónde está la prueba del pago? Si dicen que fue un regalo de Irak, eso sólo puede ser legal si fue por ley o por decreto. Y ninguna de esas cosas existen.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.