Karadzic deberá esperar su sentencia en la prisión de máxima seguridad de Scheveningen. Dunas, gaviotas y bosques conviven con casinos, carteles de neón y modernas mansiones de dudoso gusto en las inmediaciones del centro carcelario Penitentiare Inrichting Haagladen. Ahí la ONU alquila al Estado holandés un ala del edificio, con 84 celdas sencillas y de dimensiones modestas. A pesar de las rivalidades étnicas de los 37 detenidos por la guerra de los Balcanes, en la prisión reina un ambiente ameno, según los cronistas locales, aunque la mayoría de los detenidos no suele cruzarse en el patio porque sólo cuentan con permiso para salir una hora diaria. Karadzic dejó entrever que se defenderá él mismo, por lo que podrá contar con una habitación extra con acceso a Internet, como su mentor Slobodan Milosevic.