Tarija fue parte de la provincia de Salta hasta 1826, cuando decidió agregarse a Bolivia. Ayer, ni el presidente de este país ni la de Argentina –menos el venezolano Hugo Chávez– pudieron poner zapato en la tierra del buen vino. El comité cívico departamental aguó el encuentro de los mandatarios, previsto para firmar acuerdos para el comercio de hidrocarburos y, de paso, sacarse una foto junto a Evo Morales, que el domingo enfrentará un referéndum revocatorio. Las movilizaciones de cívicos para evitar que el avión presidencial aterrice son cotidianas en el oriente boliviano. Exigen que el gobierno nacional devuelva a las prefecturas el porcentaje que les recortó del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) para financiar una renta de universal de vejez. Por este motivo, organizan huelgas de hambre con intenciones multitudinarias en los departamentos opositores a Morales. Entre las partes del país que tiene vedadas está la ciudad capital de Sucre, donde hoy –Día de la Independencia boliviana– el presidente no participará de las celebraciones por las amenazas de los cívicos.

La euforia autonomista empezó a la mañana, cuando grupos decididos a instaurar la autonomía de facto tomaron la sede de la recientemente nacionalizada Entel, Impuestos Nacionales y Migraciones que, argumentaron, deberían estar administradas por el “gobernador” Mario Cossío. La policía usó gases para desalojar a los manifestantes, que también intentaron ocupar el aeropuerto de la ciudad. Desistieron tras enfrentarse a los policías. A esa hora, Evo estaba en la ciudad tarijeña de Villamontes para firmar la construcción de una planta industrializadora de gas. “Si los cívicos de Tarija no quieren que hagamos el acto allí, entonces traeremos a los presidentes a Villamontes”, dijo.

En junio pasado, descontrol similar habían encendido los cívicos en Villamontes, donde Morales, el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, y el ex Nicanor Duarte Frutos iban a conmemorar el fin de la Guerra del Chaco (1932-1935). Aquella vez, el acto tuvo que ser en un cuartel.

El llamado “movimiento cívico” requiere inventarse un enemigo externo que lo reúna y lo justifique. En este caso es el venezolano Hugo Chávez, definido como “macaco mayor” por el prefecto cruceño, Rubén Costas. Ayer, los autonomistas tarijeños hicieron un raid en busca de ciudadanos venezolanos. No aclararon para qué los necesitaban y por suerte no los encontraron. La Red Erbol indicó que cien cívicos, con dirigentes de la Central Obrera Departamental (COD) a la cabeza, entraron al Hotel Del Sol, donde supuestamente se alojaban funcionarios del gobierno de Venezuela. Entre destrozos revisaron las habitaciones, pero no encontraron a los visitantes. El vicepresidente, Alvaro García Linera, declaró que “esta suspensión se ha decidido a raíz de los actos de violencia, provocación e intolerancia promovidos por bandas de grupos fascistas, conservadores, retrógrados, antibolivianos y antitarijeños”.

A días del referéndum revocatorio, los enfrentamientos crecen en todo el país. Las últimas encuestas, que muestran a un Evo ratificado por el 77 por ciento de los paceños y revocado por el 70 por ciento de los cruceños, advierten el choque entre dos modelos de Bolivia. Hoy el presidente dará su mensaje por los 183 años del país desde el balcón del Palacio Quemado en La Paz, una de las capitales. A Sucre, donde suelen ir los presidentes los 6 de agosto, no puede pasar hasta que “pida perdón a Sucre”, encarnada en cívicos de la Media Luna.