Miércoles, 3 de diciembre de 2008 | Hoy
Los ataques de la semana pasada contra dos hoteles de lujo de Bombay obligarán a los establecimientos de cinco estrellas, que rivalizan en ingenio para que sus huéspedes puedan dormir tranquilos, a reforzar sus medidas de seguridad sin transformarse en búnkeres inhóspitos. Después de los atentados, los hoteles Taj Mahal y Oberoi/Trident, los palacios cuentan con guardias armados, perros entrenados y detectores de metales para los equipajes, que se suman a la prohibición de entrar a quienes no sean clientes del establecimiento. “Hay que adoptar una escala de riesgos”, explica Richard Dailly, de la agencia Kroll. “Cerrar las puertas y autorizar únicamente la entrada de los clientes no es una forma conveniente para el funcionamiento cotidiano de los hoteles.” Según otro experto, Jagat Raj Trikha, “se recomienda enérgicamente una guardia armada para un palacio, pero debe ser invisible”.
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