[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

En un gesto por encontrar una salida a la crisis, el presidente norteamericano Barack Obama se reunió ayer con algunos de los responsables de la crisis financiera que mantiene en vilo a Estados Unidos y al mundo desde hace meses. Por primera vez el mandatario estadounidense se vio cara a cara con los responsables de las entidades financieras que recibieron la ayuda del Estado para no derrumbarse: Citigroup, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Bank of America. Según el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, los ejecutivos se sumaron a los esfuerzos de Obama y prometieron cooperar para la recuperación de la estabilidad financiera del país.

La reunión se produjo en medio de un profundo proceso de reconversión del sector financiero, que llevó a muchas entidades a fusionarse y a aceptar la intervención del gobierno, algo impensado hace un año en Estados Unidos. La situación desfavorable de los banqueros era palpable ayer cuando salían de la reunión en la Casa Blanca. No había reclamos ni demandas, sólo gratitud y ganas de cooperar con quien ahora es el principal inyector de capital. “Todos nosotros tenemos un objetivo común de lograr un impulso para la recuperación”, aseguró el consejero delegado de Citigroup, Vikram Pandit, intentando mantenerse optimista ante las cámaras. “Se trata de lograr que la economía vuelva a andar”, agregó a su lado el consejero delegado de Morgan Stanley, John Mack. Gibbs informó que en la reunión entre el presidente y los ejecutivos se discutió el plan de rescate bancario que pretende poner en marcha el gobierno estadounidense, así como de la propuesta del Departamento del Tesoro para endurecer la regulación financiera. Este último será uno de los temas central en la próxima cumbre del G-20 en Londres y Obama quería asegurarse, según los medios estadounidenses, de que no recibiría críticas de los banqueros norteamericanos.

En concreto, la propuesta del secretario del Tesoro Timothy Geithner supone un endurecimiento de la manera en que operan en los mercados las grandes entidades y los instrumentos financieros más sofisticados. El Tesoro quiere regular la operativa de los fondos de alto riesgo y de capital-riesgo, que crecieron como la espuma en la época de bonanza inmobiliaria.

Otro de los temas de la agenda fue el escándalo por los bonos que se autodieron los ejecutivos de los bancos salvados por el Estado. Cuando estalló la noticia sobre los beneficios de la cúpula de la aseguradora AIG, Obama y toda la dirigencia política de Washington se mostraron indignados. Según Gibbs, el mandatario repitió exactamente las mismas críticas ayer a puertas cerradas. “No dijo en la reunión algo diferente a lo que ha dicho fuera”, aseguró el vocero de la Casa Blanca.