La hondureñidad es una condición que se atribuyen los integrantes de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) y que corría peligro mientras gobernaba el presidente legal, ahora asilado en la Embajada de Brasil. En un comunicado dado a conocer tras el golpe, los empresarios que lidera Adolfo Facussé se preguntaban: ¿golpe de Estado? Y también se respondían: “Manuel Zelaya Rosales ya lo había llevado a cabo”.

El texto es una reseña de lo que consideran violaciones a la Constitución de Honduras y, por esa razón, sostienen que “acertadamente se puede asegurar que lo actuado por las Fuerzas Armadas y demás instituciones del Estado en este escenario de ruptura por parte del ex presidente Zelaya en su afán de seguir las directrices del presidente Chávez de Venezuela y reformar la Constitución para continuar en el poder, es un rescate del imperio de la ley de la democracia y del deseo de la hondureñidad de manos de quien estaba incurriendo en delito de traición a la patria”. El libreto de la ANDI es el mismo del presidente de facto, Roberto Micheletti. “No es cierto, como lo han querido dibujar el propio ex presidente Zelaya y sus allegados, que en Honduras se le dio un golpe de Estado, al contrario, el golpe de Estado lo dio él al no cumplir con los fallos del Poder Judicial y por usar fuerzas irregulares, asaltar instalaciones de las Fuerzas Armadas y ‘llevarse’ el material que estaba en depósito y comiso en ese lugar.” La asociación de industriales firma al pie el comunicado con una definición categórica: “Honduras quiere vivir en democracia y libertad”.