En un día convulsionado, la administración Calderón recibió un ultimátum de uno de los principales grupos rebeldes de México. El Ejército Popular Revolucionario (EPR) amenazó con romper la tregua que mantiene desde 2008, al acusar al presidente conservador de agudizar los “asesinatos” y “desapariciones” de militantes. Un comunicado del EPR advirtió que con Calderón se “ha agudizado la criminalización de la lucha popular, las detenciones, los asesinatos (y) las desapariciones forzadas”. Hace dos años, en el estado sureño de Oaxaca se denunció la desaparición de dos de los dirigentes del EPR, Edmundo Reyes y Alberto Cruz, quienes fueron vistos por última vez el 25 de mayo de 2007. Para presionar al gobierno por la aparición con vida de sus dos dirigentes, la guerrilla atacó diversas instalaciones petroleras, hasta que declaró una tregua en 2008. Pero al cumplir 14 años de su surgimiento, el EPR advirtió al gobierno mexicano que este cese de hostilidades “no puede ser” de carácter “indefinido”. Para este grupo insurgente los cambios democráticos en México “ya no pueden darse por la vía pacífica”, pero llamó a las organizaciones que postulan lo contrario a ser “congruentes” y defender los espacios democráticos “a capa y espada” en las elecciones en doce estados del próximo domingo.