Los medios de comunicación en Túnez están sufriendo su propia revolución, en la medida que los periodistas están tomando en sus manos la dirección y rompiendo las cadenas de la censura. Miles de tunecinos ven y escuchan en diarios y por las redes emisoras, el escenario que se desarrolla. Pero los periodistas son muy conscientes de que la gente tomó una acción directa para destituir a una odiada dictadura no por lo que los periodistas habían expuesto, sino a pesar de los esfuerzos por no exponerlos. En las oficinas de La Presse y Essahafa, diarios en francés y árabe en Túnez, el personal había tomado el control. El relato sobre Bouazizi, un joven de 26 años que se prendió fuego en protesta por el abuso del estado, era considerado demasiado peligroso para publicar. El hecho que se hiciera público y fuera lo que gatilló la furia que llevó al derrocamiento de Zine el-Abidine Ben Alí fue gracias a Facebook, Twitter y blogs fuera del control del régimen. Más información fue provista por Wikileaks, mostrando la venalidad del presidente, su mujer, y la cleptocracia que encabezaban.