EL MUNDO › ECONOMISTAS ANALIZAN LAS CONSECUENCIAS POSIBLES PARA ARGENTINA
Con mucho menos optimismo que Lavagna
Economistas de distintas sectores consideraron que un ataque de los Estados Unidos a Irak no traerá consecuencias negativas directas para la economía argentina, si bien tampoco existen elementos concretos como para considerar que una guerra pueda beneficiar al país, como había sostenido Roberto Lavagna en su paso por Nueva York.
Aldo Ferrer, Marcelo Lascano, Eduardo Conesa y Aldo Abram coincidieron con matices en que los efectos internos de un conflicto en Medio Oriente dependerán ante todo de lo que se haga en la Argentina. Lavagna había sostenido que la guerra sería beneficiosa “a cortísimo plazo” por el aumento de precio del petróleo, pero que a largo plazo sería perjudicial.
Para Conesa, quien lidera el Encuentro de Economistas Argentinos, “a la economía le hace peor un fallo redolarizador desordenado como el establecido por la Corte Suprema de Justicia y un desorden monetario como el que existe, que una guerra”. La falta de recuperación de la economía argentina “no es por culpa de la situación internacional, sino por la torpeza local de quienes conducen la economía sin conocimientos, como son (el presidente Eduardo) Duhalde y Lavagna”, destacó el economista. Además recordó que desde que Estados Unidos comenzó a vender sus reservas de petróleo, el precio del crudo comenzó a caer, “así que no se producirá el mentado aumento de precios”, explicó. “Si la hay, la guerra será corta y los pozos petroleros iraquíes se pondrán en marcha en 6 meses o un año”, en consecuencia, “la guerra no provocará problemas a la economía argentina, ni afectará la renegociación de la deuda”, concluyó.
En tanto, Aldo Ferrer sostuvo que el ataque a Irak no producirá trastornos en la economía local, debido a “los excedentes energéticos y alimentarios” con los que cuenta el país, a la vez que rechazó que pueda ser beneficioso. “Especular con la desgracia de los otros nunca favorece”, además, “una perturbación en el orden internacional de consecuencias imprevisibles no es buena para nadie”, consideró. Por eso, “las consecuencias dependerán más de las cosas que se hagan acá”, pues “los problemas fundamentales no están afuera sino adentro”, concluyó Ferrer.
Por su parte Marcelo Lascano, economista identificado con el Plan Fénix, explicó que “si la guerra dura poco, entonces Estados Unidos saldrá favorecido y repartirá favores entre sus aliados, e indiferencia o quizás represalias entre quienes, como la Argentina, se mantuvieron al margen”, reflexionó. Si en cambio el conflicto es largo, “podría haber una buena chance para las exportaciones agroalimentarias argentinas, por las dificultades que enfrentarán Estados Unidos y Europa” ante un menor crecimiento de sus economías, concluyó.
Para el economista neoliberal Aldo Abram, si aumenta el petróleo en el mundo también “verá aumentar su precio en el mercado interno”. También consideró que “a corto plazo no habrá impacto de una guerra sobre la economía, pero tampoco habrá beneficios”, porque señaló que “ante una crisis en los países centrales, caerá la demanda que estas naciones tienen de productos argentinos”, terminó.