ESPECTáCULOS
“El sello”, un programa deportivo con olor a asado y gustito a vino
El ciclo, que es de culto en el mundillo del fútbol, propone charlas relajadas con figuras que, mientras tanto, preparan una parrillada.
Por Javier Aguirre
Acaso como jugosa alternativa a las lacónicas notas al paso a futbolistas a la salida del vestuario, el recurso del programa de entrevistas “profundas”, íntimas, extensas, cara a cara, con primerísimos primeros planos y silencios confesionales, no es ninguna novedad en las señales deportivas. Todas tienen su exponente del género; desde “Los especiales” de Fox Sports –que conduce Ricardo Siocia–, a los transcontinentales “Profiles” de ESPN, que propone invitados no sólo del deporte argentino, sino también figuras mundiales. También abundaron durante temporadas pasadas, con títulos como “Los mejores de siempre”, de Roberto Rinaldi, versión primitiva y –por decirlo de algún modo– clase B del rubro, o como el ostentoso ciclo de entrevistas que, durante 2001 y 2002, Fernando Niembro realizó para Fox Sports en las mansiones y castillos de los futbolistas argentinos que triunfan en Europa. Todos estos programas comparten la premisa de la supuesta profundidad del reportaje, la intimidad trabajada cual orfebre por el periodista, con el fin de revelar anécdotas deportivas desconocidas, o lograr momentos de inusual frontalidad. Precisamente eso consigue “El sello” (jueves a las 23, por TyC Sports), aunque con un aliado a veces poderoso: el vino que acompaña a las parrilladas que se preparan, y comen, en el marco del programa.
El contexto es proclive a la charla distendida: una quinta, una mesa al aire libre y al lado de la parrilla, una entrada en clima con Fernet y salamín, y el asado con botellas de vino tinto como principal aderezo. Y el invitado –casi siempre futbolista o director técnico, aunque también hubo algún basquetbolista, boxeador, automovilista, Leona o jugador de vóley– se deja llevar y suelta la lengua con más facilidad que en otras ocasiones. Así, la temporada 2002 del ciclo logró pasajes memorables, con invitados especialmente chispeantes a la hora de declarar entre vasos, como el “Burrito” Ortega, el “Chacho” Coudet –quien reveló que en una concentración se “llevó prestado” un colectivo– o el púgil “La Hiena” Barrios, cuyas anécdotas sexuales con vedettes lo llevaron directo a los programas de chimentos.
Curiosamente, el conductor del programa, Ramiro Sánchez Ordóñez, lleva su rol con gesto parco y sin forzar la “buena onda” con el invitado, toda una rareza considerando la naturaleza relajada del escenario, y el espíritu general de las caras visibles de TyC –desde Alejandro Fantino hasta el flamante Diego Korol, todos tan aspirantes a “amigotes” de los deportistas–. En diálogo con Página/12, Sánchez Ordóñez reconoce que “la sensación que genera el programa no es la de una conversación del todo periodística, sino la de un lugar cómodo y distendido. Incluso hablamos muy poco de actualidad, o de su trabajo actual, sino más bien de gustos personales, o episodios del pasado”. El conductor explica su teoría: “Cuando invitás a un deportista a hacer una nota en un estudio de TV, él va a vestirse de una manera determinada, y va a cruzarse con montones de caras desconocidas hasta llegar a la mesa donde se va a hacer la entrevista. Nosotros buscamos que el invitado esté tranquilo, muy distendido. Así descubrimos, por ejemplo, que (Reinaldo) ‘Mostaza’ Merlo, que parece tan agresivo cuando dirige un partido, en un asado es un tipo súper sereno, casi otra persona”.
La temporada 2003 de “El sello” comenzó con el delantero de San Lorenzo Alberto Acosta, el ídolo de Belgrano de Córdoba Luis Fabián Artime, el DT de River Manuel Pellegrini, la última semana tuvo como invitado a Heber Ludueña (que quemó el asado y tiró carne a los perros) y las próximas emisiones prometen a Angel Comizzo, Néstor Gorosito, Rubén Insúa y Osvaldo “Chiche” Sosa. Los planes para el resto del año incluyen pesos pesado como Américo Gallego, Carlos Bilardo, José Luis Chilavert y Héctor “Bambino” Veira. Nombres cuyas palabras cobrarán especial atención al llegar acompañadas de unos cuantos vasitos de tinto.