En agosto de 2010, Assange era una de las personas más odiadas por Estados Unidos a raíz de la publicación de “los diarios afganos” y de otros materiales secretos. En el centro de la atención global, Assange viajó a Suecia para participar de varias conferencias, invitado por sus seguidores. En Estocolmo tuvo relaciones sexuales con dos mujeres suecas, Anna Ardin y Sofia Wilen. Eso no lo niegan ni Assange ni las dos mujeres, pero es la única coincidencia. Las dos mujeres fueron a una comisaría para informarse sobre el peligro de contraer una enfermedad sexual debido a que habían practicado sexo sin preservativo, a raíz de lo cual la fiscalía inició una investigación por los delitos de acoso sexual y coacción física en el caso de Ardin y de violación en el de Wilen. Un problema lingüístico: en Suecia, la traducción literal de la acusación es de “sexo con sorpresa”. En un caso, la mujer dice que Assange comenzó con la relación, a pesar de que el preservativo se había pinchado; en el otro, que se negó a usar preservativo. Según Wilen, la relación en su caso había comenzado cuando ella estaba dormida y Assange no usó protección, a pesar de que ella le había dicho con anterioridad que no aceptaría una relación así, pero que luego consintió.

En el segundo caso, según la misma defensa de Assange, “él estaba encima de ella y ella sintió que él quería insertar su pene en su vagina sin preservativo y ella intentó cerrar las piernas y quiso varias veces agarrar un preservativo, pero Assange se lo impidió aferrándola de los brazos”. En una primera instancia de la investigación, la Justicia sueca desestimó el caso, que fue retomado luego por una nueva fiscal que consiguió que las autoridades suecas solicitaran en noviembre de 2010 el pedido de extradición al Reino Unido. La tormenta no ha parado y tiene una curiosidad. Assange no ha sido acusado de nada. Por el momento, la policía sólo lo quiere interrogar.