Martes, 27 de mayo de 2014 | Hoy
EL MUNDO › LA PRINCIPAL GUERRILLA Y EL GOBIERNO MANTIENEN CONVERSACIONES
Hace 50 años, con apenas ocho días de diferencia, se fundaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ambas guerrillas protagonistas ineludibles de la trágica historia contemporánea del país caribeño, que hoy apuestan a la posibilidad histórica de firmar un acuerdo de paz con el gobierno y pasar a la actividad política convencional. No fueron las primeras guerrillas colombianas ni las únicas que surgieron desde los convulsionados ‘60, pero sí son las que se mantuvieron vigentes a lo largo de medio siglo, lo que las transforman en las más añejas del continente y las únicas que conservan un poder de fuego que torna razonable para el gobierno intentar poner fin a este conflicto sangriento por la vía de la negociación.
En 1961, el gobierno lanzó una operación militar de miles de hombres para reponer la soberanía del Estado en las regiones que, desde Bogotá, se consideraban “repúblicas independientes” en manos de campesinos levantados en armas. Los campesinos resistieron cuanto pudieron, en clara minoría numérica, y consiguieron escapar a las montañas. Allí Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o Tirofijo, y el líder comunista Jacobo Arenas fundaron el 27 de mayo de 1964 una guerrilla llamada Bloque Sur, que dos años más tarde adoptó el nombre de FARC, inspirado en ideas del marxismoleninismo y de Simón Bolívar. Las FARC forjaron una historia de lucha por los oprimidos; con los años apelaron también al secuestro, al narcotráfico y la muerte, con una guerra que se diversificó por la aparición del fenómeno del paramilitarismo, que en muchas ocasiones actuó coordinadamente con las fuerzas regulares del Estado colombiano.
Políticos como la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y su compañera Clara Rojas, gobernadores, diputados, contratistas del Pentágono, policías, militares y civiles estuvieron cautivos durante años en las selvas de Colombia. En sus mejores momentos, a fines de los ‘90, las FARC llegaron a contar con 20 mil hombres armados y el objetivo insurgente llegó a parecer posible. Alcanzaron a cercar Bogotá y tomaron pueblos y ciudades enteras.
El ELN no consiguió sentarse aún a la mesa de conversaciones, a pesar de que hicieron varias propuestas, desde sumarse a los diálogos de La Habana a abrir una negociación propia, donde aparece como probable la figura del presidente de Uruguay, José Mujica, como mediador. Tanto las FARC como el ELN, que se constituyeron por razones comunes y con objetivos similares, pocas veces coincidieron en sus intereses. Pero hoy están más unidos que nunca frente a las ofensivas militares y, sobre todo, en busca de acuerdos con el gobierno que les permitan dejar las armas y reconvertirse en una propuesta política.
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