El diario El País, de España, publicó en su edición de ayer una extensa entrevista a Pablo Iglesias, en la que el líder de Podemos recurrió al peronismo para explicar algunas de las peculiaridades de su organización política. Cuando se le planteó que la coalición Podemos-Izquierda Unida es la alianza entre un partido socialdemócrata y uno comunista, Iglesias contestó: “Entiendo las etiquetas y los golpes en el pecho, pero son importantes los contextos históricos. Desde los 70, los programas del comunismo occidental son socialdemócratas. Son muchas las coincidencias programáticas entre nosotros. Por eso hay un encuentro. Después, a Garzón le emociona un retrato de Marx; a Monedero, de Gramsci, y a Errejón de Eva Perón (N de R: Garzón, Monedero y Errejón son otros líderes de la alianza Podemos-Izquierda Unida). A mí me emocionan los tres. La cuestión es que cada uno tiene sus santos, pero que prevalecen el consenso y el espacio común”.

Entonces el entrevistador le preguntó si Podemos tiene rasgos peronistas y enumeró los que a su juicio comparten las dos organizaciones: la patria, la transversalidad, el líder carismático-providencial, la fórmula del abajo hacia arriba... “Yo diría que sí –respondió Iglesias–, que Podemos tiene rasgos peronistas. Ernesto Laclau, padre intelectual de Errejón, usa conceptos de Gramsci para explicar la Argentina.” Inmediatamente, el periodista mencionó otro de los “peligros” que acechan a Podemos. Al hablar de la afinidad con Bergoglio (“una figura de sesgo peronista”), le preguntó por el riesgo de “hacer la política de los gestos, de las palabras y de las intenciones, pero no de los hechos, ya que no ha habido cambios reales en el Vaticano más allá de la forma o de la superficie”. Y el candidato explicó su postura respecto de cómo se producen los cambios en política: “Creo mucho en la capacidad performativa del lenguaje y del discurso. No digamos cuando habla el jefe de la Iglesia Católica. Lo que dice el Papa, hace, produce realidad. Y en política ocurre lo mismo. Podemos ya ha contribuido a hacer cambios estructurales en España. Y eso sin haber tocado el gobierno. Cuando lo toquemos...”. Iglesias concluye con su visión sobre la Unión Europea: “España es una realidad plurinacional y diversa, que necesita una salida institucional. La patria es la gente, no los símbolos. El europeísmo soberanista, por otro lado, consiste en mantener el fervor de la Europa común, pero democratizando sus instituciones. Somos profundamente europeístas. Y somos en España el freno a fenómenos como la extrema derecha francesa, que precisamente despiertan el euroescepticismo”.