Comprar un arma en Estados Unidos es relativamente simple: se estima que en el país hay más tiendas de armas que oficinas de correo. Las estadísticas estatales dicen que hay 55.000 tiendas que venden armas, a las que se suman unas 8.000 casas de empeño que también las pueden vender. El comprador es sometido a un chequeo de antecedentes tramitado por el vendedor mediante una solicitud al registro nacional criminal. El trámite dura unos minutos. Hay 319 millones de armas, 310 millones en manos privadas. Inexplicablemente, ayer, después de la tragedia, aumentaron las ventas de armas.

La venta es negada a los que han sido condenados a una pena de prisión de más de un año, pero la norma no rige en ferias de venta de armas y en las ventas privadas. En estos casos, el arma se puede adquirir sin chequeo de antecedentes. Al margen de estas disposiciones generales, las leyes varían de estado en estado.

Desde hace años el presidente Barack Obama reclama leyes de armas más duras, pero la mayoría de los republicanos y el poderoso lobby de armas NRA lo impidieron. En 2014 murieron 33.599 personas por armas, la mayoría en homicidios, y en menor medida suicidios o accidentes.