La repetición de las elecciones de España fueron consecuencia de la incapacidad de los partidos para llegar a un acuerdo de gobierno luego de los comicios de diciembre. Con el veredicto de las urnas consumado, comienzan las negociaciones entre las fuerzas. En la búsqueda del nuevo Ejecutivo, el 19 de julio se constituirá el nuevo Parlamento español. A partir de entonces, el rey Felipe VI abre la ronda de contactos con los partidos que prevé la Constitución, en orden de menor a mayor. Se espera que esas reuniones comiencen inmediatamente, para no perder tiempo de cara a que el monarca proponga a un candidato a la investidura como jefe del Ejecutivo. Sustituida la hegemonía tradicional de dos grandes partidos por un sistema con cuatro formaciones medianas, ser el líder del partido más votado no es ya lo que garantiza la presidencia, sino la suma con otras fuerzas.

En el mejor de los casos, si las negociaciones entre los partidos arrojaran rápidamente un candidato que recibiera el respaldo necesario en el Congreso de los Diputados, habría nuevo gobierno a principios de agosto. Prolongar el bloqueo político en el que está sumido el país, que lleva seis meses sin gobierno, es peligroso para la cuarta economía de la Unión Europea (UE), sobre todo tras el golpe del Brexit y teniendo en cuenta que aunque ya está fuera de la crisis, el desempleo sigue por encima del 20 por ciento y la deuda es superior al 100 por ciento de su PIB.