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Por R. K.
Desde Madrid

La gran sorpresa de la jornada fue, sin dudas, la espectacular votación de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la fuerza que llevaba como principal candidato a José Luis Carot Rovira, el hombre que se reunió con la cúpula de ETA en Perpignan, Francia. ERC había conseguido sólo un diputado en 2000 y ahora batió todos los records de crecimiento, trepó a ocho legisladores y consiguió 650.000 votos. Lo que se demostró en las urnas es que los catalanes no desaprobaron la movida de Carot destinada a negociar con ETA un desarme y, además, le dieron su voto a ese partido para rechazar los ataques de Aznar y el Partido Popular contra Carot y ERC.
Carot Rovira ejercía el cargo equivalente al de primer ministro en Catalunya cuando se concretó el encuentro con ETA en Francia. El objetivo era abrir un diálogo con la organización vasca para que ésta dejara la violencia. El gobierno de Aznar puso el grito en el cielo, al punto de que en combinación con Ciu logró la renuncia de Carot a su cargo. En ese momento, el líder de ERC resolvió presentarse a elecciones para “someter al voto lo que hice”. Después de la fracasada reunión con Carot, la ETA anunció unilateralmente que se comprometía a no realizar atentados en las provincias catalanas. Esto enervó todavía más a Aznar.
Tras la renuncia de Carot trascendió que en verdad el gobierno español había detectado la reunión de Perpignan y la dejó correr, es decir que no ordenó la detención de los dirigentes etarras. Ello fue interpretado como una trampa política: quisieron que la reunión se concretara para después atacar a Carot y su partido.
Ayer, Esquerra pegó el gran golpe. Carot encabezó la lista que pasó de uno a ocho diputados y, además, casi empardó al partido regional más fuerte, Ciu, que sacó sólo dos diputados y 200.000 votos más. “Han acelarado un proceso histórico que debe llevarlo al partido (ERC) hegemónico en Catalunya”, dijo ayer Carot. La gente defendió así la política de diálogo y castigó los pactos de Ciu con Aznar.