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El cese de fuego impuesto de facto en la Franja de Gaza fue quebrado ayer cuando una niña palestina de diez años fue asesinada en una atestada plaza de juegos de una escuela primaria en el campo de refugiados de Rafah por una bala proveniente de un puesto de control israelí. En una rápida reacción, ocho grupos palestinos advirtieron que reanudarían sus ataques contra Israel si éste atacaba a los pobladores de los territorios autónomos. Hamas se atribuyó los disparos de mortero de ayer contra una colonia judía, en represalia por la muerte de la niña.
La Agencia para el Alivio y Trabajo de las Naciones Unidas que sostiene a la escuela elemental B de Rafah dijo que Noran Deeb fue alcanzada por una bala de rifle que aparentemente provino de un puesto de control del ejército israelí, ubicado a 800 metros de allí. “De repente, ella gritó y cayó al suelo sangrando”, dijo un testigo. “Los niños corrieron en todas direcciones.” Doctores palestinos dijeron que Noran recibió el disparo en la cabeza y que estaba muerta al llegar al hospital. Otra niña, Aysha el Khatib, de siete años, fue herida en la mano en el mismo incidente. Las balas destrozaron las ventanas de la escuela.
La Unrwa envió a 10 consejeros para darles consuelo a los traumatizados niños. Yousef Ibrahim, un activista de derechos humanos local, dijo que los disparos no fueron para nada provocados. El área estaba tranquila.
Fuentes israelíes visiblemente avergonzadas dijeron que no sabían nada de disparos en el área por el momento. Agregaron que estaban conduciendo una investigación minuciosa en cooperación con los servicios de seguridad palestinos, los cuales fueron desplegados en la franja la semana pasada para prevenir ataques en asentamientos judíos Pero Johan Eriksson, un vocero de Unrwa, insistió: “El único fuego en la región de Rafah en el momento fue el proveniente del puesto de contro”.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B Nieva.