EL MUNDO
Un cardenal que robó cámara
Por Enric González*
En vísperas de un Cónclave, quienes se sienten “papables” intentan, de forma discreta e indirecta, hacerse ver y escuchar. No hay actos electorales ni manifiestos programáticos, pero sí homilías, entrevistas y artículos que cumplen una función similar. En este sentido, la celebración de las exequias papales constituía una ocasión única. Pero le correspondió oficiar al alemán Joseph Ratzinger, uno de los pocos purpurados que no necesitaba publicidad: ya era el más célebre y su prestigio no requería alzas. El funeral fue, así, “tiempo neutro” rumbo a la elección, ya que Ratzinger, por su importancia, es menos “papable” que “gran elector”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12