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Pakistán prohibió desde ayer la inscripción de extranjeros en las escuelas coránicas o madrassas del país, una nueva medida adoptada por el presidente paquistaní Pervez Musharraf en su lucha contra el extremismo islámico, y expulsó a los 1400 que actualmente estudian allí. “Todos los extranjeros deberán marcharse” de las madrassas, afirmó el general Pervez Musharraf, dictador militar del país, ante varias decenas de periodistas internacionales invitados a su cuartel general de Rawalpindi, cerca de Islamabad, para conversar sobre la lucha contra el fundamentalismo islámico. Los atentados del 7 de julio en Londres, en los que murieron 56 personas, pusieron en el punto de mira a las madrassas, donde se estudia el Corán de memoria, y especialmente las implantadas en Pakistán, una República Islámica.
Musharraf reafirmó además su decisión de erradicar el extremismo islámico de Pakistán, por lo que han sido detenidos centenares de clérigos en una iniciativa impulsada tras los atentados del 7 de julio en Londres.
Esos ataques fueron cometidos por cuatro terroristas suicidas, tres de ellos británicos de origen paquistaní, de los cuales al menos uno estudió en una madrassa en Lahore (Pakistán). Alrededor de 1400 estudiantes extranjeros son admitidos oficialmente en las 10.000 madrassas del país. Algunas de ellas están acusadas de propagar el extremismo, a raíz de una serie de informaciones sobre la estancia en Pakistán de al menos dos de los autores de los mortíferos atentados del 7 de julio en Londres. “No se expedirán visados a los extranjeros” ni a las personas que tengan doble nacionalidad –paquistaní y de otro país– para que estudien en las madrassas paquistaníes, dijo el general, insistiendo en que estas medidas forman parte de una reforma más amplia de estas escuelas. “Un decreto a tales efectos va a ser adoptado en los próximos días”, agregó el presidente paquistaní, según el cual todas las madrassas deberán estar registradas ante el Ministerio de Educación antes de finales de año.